5 diciembre, 2025

5 diciembre, 2025

Pues si; sin maíz no hay país

Faljoritmo/Jorge Faljo

“Sin maíz no hay país” fue por muchos años la frase bandera de los defensores de la economía campesina esencialmente asociada a la producción de maíz. La Secretaría de Agricultura recoge la frase en una página dedicada a celebrar el Dia Nacional del Maíz este pasado 29 de septiembre.

Impulsar la siembra por pequeños y medianos productores ayuda a mantener vivas las comunidades campesinas y evita la emigración forzada.

El maíz no se encuentra de manera espontánea en la naturaleza y no se puede reproducir sin la intervención del ser humano. Su ancestro más lejano conocido, el teocintle, tiene la forma de una muy pequeña mazorca con granos duros y difíciles de consumir. Sin embargo a lo largo de un periodo de más de siete mil años, cientos de generaciones de productores indígenas de Mesoamérica lo transformaron mediante la selección y siembra de las mazorcas con granos más abundantes, suaves y robustos. Fue un proceso de transformación de la especie a cargo de todo un pueblo en una gran diversidad de entornos y climas que dio lugar a las más de 60 variedades documentadas.

Hoy en día el gran esfuerzo histórico del pueblo mesoamericano para generar un grano particularmente adaptado a la alimentación humana de múltiples maneras, enfrenta un importante riesgo. El de las patentes y registros de variedades genéticamente modificadas que al cruzarse a propósito o de manera inadvertida con una especie nativa le darían derechos exclusivos, cobrables en efectivo a algunas grandes empresas. Es como si el señor Monsanto escala la pirámide del sol y al llegar arriba coloca una canica en la cima y proclama ¡esta pirámide es mía!

Una buena manera de celebrar el Dia Nacional del Maíz en México sería declarar al maíz patrimonio cultural del pueblo de México, acompañado de una donación al mundo, excepto en los casos en que se pretenda comercializar el uso de patentes y registros; en cuyo más que pagar, México debiera cobrar derechos.

Otra buena manera de celebrar al maíz sería revertir la creciente dependencia alimentaria de México en maíz y otros granos básicos. En 2016 cerca del 31 por ciento del consumo de maíz en México era importado; esta proporción subió a 39 por ciento en 2022; según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, la proporción se elevó a 47.5 por ciento en el ciclo 2024 – 2025 y al final de 2025 el abasto importado será de alrededor del 55 por ciento.

Según el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas la situación es peor: México importa el 65 por ciento de los principales granos que consume: maíz amarillo, trigo, arroz y frijol. Se trata de niveles históricos de importaciones, incluyendo las de sorgo y soya.

El Dia Nacional del Maíz la presidenta Sheinbaum, como parte del programa Sin Maíz no hay País hablo de fomentar la producción mediante tortillerías manejadas por los productores. Se va a necesitar mucho más que eso para revertir la tendencia de los últimos años que es a su vez reflejo de un desastre agrícola generalizado.

Y lo peor está por venir. La disputa comercial entre Estados Unidos y China provocó que la potencia oriental suspendiera sus importaciones de soya de los Estados Unidos y esto ha creado una fuerte crisis y demandas de los agricultores norteamericanos. básicamente exigen que su gobierno los ayude a comercializar enormes cantidades de producción que no encuentra demandantes.

Estados Unidos entró en conflicto con India al pedirle que abriera su mercado a las importaciones de granos y combustibles norteamericanos. Los granos los produce en su país con combustibles de origen ruso. La doble demanda norteamericana arruinaría a cerca del 45 por ciento de sus trabajadores agrícolas y muy probablemente provocaría una revuelta en la India que tumbaría a su gobierno. Así que la respuesta de la India fue una soberana negativa.

Aquí se confunden tres términos que solo en apariencia son similares. Uno es el de autosuficiencia alimentaria, que implica un alto grado de abasto interno; desde la perspectiva de algunos organismos internacionales existe autosuficiencia cuando al menos el 75 por ciento del consumo nacional se abastece internamente.

Seguridad alimentaria fue un término tramposo puesto en boga por los partidarios de la globalización sugiriendo que habría seguridad alimentaria si se cuenta con dinero para comprar los alimentos necesarios en el mercado internacional. Una forma de seguridad alimentaria que según ellos podría aplicarse a un país. Sin embargo hay grupos de población en México que solo pueden considerarse en seguridad alimentaria si son autosuficientes produciendo su propia alimentación.

El tercer término es la soberanía alimentaria y esta existe si se es capaz de tomar decisiones sobre la producción, distribución interna y comercio internacional de granos. México cedió su soberanía alimentaria la firmar compromisos internacionales con Estados Unidos y Canadá. Esta cesión es la base para que el secretario de estado Marco Rubio venga a México a demandar la abolición de una cincuentena de lo que él define como barreras arancelarias y no arancelarias a las importaciones de Estados Unidos.

Veamos la situación de conjunto: Estados Unidos tiene una fuerte producción agrícola invendible (hoy es soya, mañana puede ser maíz, arroz, fructosa, papa y demás) y exige apertura a sus exportaciones; el peso está sobrevaluado y abarata las importaciones y, por último, el campo no es una prioridad política nacional desde hace décadas. Si a lo anterior le sumamos que Trump anuncia y reitera que expulsará a millones de mexicanos trabajadores, entre ellos un gran número cuyas habilidades son las labores agrícolas y a los que habría que encontrarles empleo en México.

La suma de estos factores obliga a pensar en el alto riesgo de un nuevo golpe al campo mexicano. Urge el diseño y recursos económicos para una estrategia orientada a la autosuficiencia alimentaria local, regional y nacional de manera mucho más decidida que lo hecho y anunciado hasta ahora.

Para intentarlo es imprescindible recuperar la soberanía alimentaria perdida en la próxima renegociación del T-MEC. Otra soberanía a recuperar es la financiera para atajar la absurda y destructiva sobrevaluación del peso que nos hace altamente vulnerables no solo a las importaciones legales sino a los múltiples contrabandos tanto en la manufactura y los energéticos, como en los agropecuarios.

Facebook
Twitter
WhatsApp

DESTACADAS