5 diciembre, 2025

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Sheinbaum muestra el respaldo ciudadano

A BARLOVENTO/ TOMÁS BRIONES

Desde hace décadas, la oposición convirtió al Zócalo de la Ciudad de México en la plataforma de proyección de sus demandas, sus acciones y su visión de país.

Así ha sucedido desde que la izquierda era una oposición contestataria y retaba al poder prácticamente absoluto del PRI.

Ahora, con un sector de esa izquierda instalado en el poder presidencial, en el Congreso y con fuerte influencia en la Corte, las concentraciones populares adquieren otro matiz.

Después de que por años el Zócalo fue el escenario que proyectó la figura del compañero Andrés Manuel como un férreo opositor al viejo régimen, las concentraciones de simpatizantes de una figura no se habían notado con la misma similitud.

Ayer, sin embargo, las cosas parecieron empezar a cambiar dentro del mismo movimiento fundado por López Obrador, pero que tiene en la presidenta Claudia Sheinbaum a su principal referente.

La ausencia de Andrés Manuel de la escena pública y política contrasta con el protagonismo de sus hijos y con los cuestionamientos que los rodean.

 Inclusive, los escándalos provocados por la presunta mudanza de su esposa y de su hijo menor -quien ya es mayor de edad- a España.

 Ese contraste acentúa las diferencias en el estilo de gobernar que tuvo Andrés Manuel y el que tiene Claudia, quien ayer pudo confirmar que es la figura más visible y más fuerte dentro de la Cuatroté. Así, simple y sencillamente.

 Sheinbaum hizo sentir el poder presidencial en varios aspectos, como la colocación de figuras relevantes del partido, entre ellas los coordinadores de diputados y senadores, Ricardo Monreal y Adán Augusto López.

 También, en esa misma zona de influencia, colocó a la dirigente nacional, Luisa María Alcalde, y al tercero en la estructura -que se mueve como si fuera el primero-, Andrés “Andy” López Beltrán.

 En primera fila, Claudia decidió que debían estar los gobernadores afines a la Cuatroté, quienes en los hechos son los responsables de aceitar, cuidar y hacer que operen las estructuras territoriales que se están formando.

 Es decir, el papel de las y los gobernadores morenistas y del Verde tiene mayor importancia que el de los responsables de sus bancadas en el Congreso. Ese fue el mensaje.

 Era un acto para dejar claro a propios y extraños que la presidenta es ella, que quien tiene el poder es ella. Que no hay vicepresidentes, aunque tampoco ingratitud con quien le facilitó todo para llegar a donde está ahora.

 La señal viene bien en este momento a la Cuatroté y ayuda a Claudia, justo cuando los principales mantras que guiaron al partido -no mentir, no robar, no traicionar- están fuertemente cuestionados dentro y fuera del país por la actuación de varios de los más prominentes miembros de Morena.

 La presidenta concentró la atención y demostró que también el respaldo de los gobernadores, lo que por sí mismo representa el control de buena parte de la estructura política del país.

 TAMAULIPAS REFRENDÓ SU APOYO A SHEINBAUM

 Si en los primeros dos años del primer gobierno de la transformación en Tamaulipas, el gobernador recibió el respaldo total del entonces presidente López Obrador, a partir del tercero Américo Villarreal ha tenido todo el apoyo de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.

 Claudia, por cierto, ayer cerró en la Ciudad de México su gira de rendición de cuentas por las 32 entidades del país, evento al que asistió el mandatario tamaulipeco.

 El respaldo presidencial se refleja en los resultados alcanzados en la primera mitad del sexenio estatal,así como en el aval otorgado por el gobierno federal a los proyectos estratégicos presentados por Américo.

 Son proyectos que buscan definir un rumbo hacia el futuro, pues lo mismo buscan resolver las demandas más sentidas, como el abasto de agua en Victoria y la productividad en los distritos de riego 025 y 026.

También buscan sentar las bases para un desarrollo de largo alcance, como el Puerto del Norte en Matamoros o el Polo de Desarrollo en Altamira.

Ambos proyectos forman parte de la visión que el gobernador expuso en su mensaje de la semana pasada, al hacer un balance de la mitad del camino.

 Durante su discurso de ayer , la presidenta Sheinbaum destacó la importancia de estos proyectos para el desarrollo nacional, mencionando en particular aquellos que benefician directamente a Tamaulipas como la segunda línea del acueducto en Victoria y el tramo ferroviario que conectará Saltillo con Nuevo Laredo, pasando por Monterrey.

 En ese sentido, Tamaulipas se mantiene como pieza clave en la estrategia de crecimiento del norte y noreste de México.

 El acompañamiento político y operativo de la Federación al gobierno tamaulipeco confirma que el vínculo entre Sheinbaum y Américo se construye sobre la base de coincidencias en la manera de entender el ejercicio del poder.

 Por eso, más allá de la retórica o de la narrativa partidista, los hechos son los que marcan la diferencia.

 La presidenta ha mantenido comunicación constante con el mandatario tamaulipeco, y esa relación institucional se refleja tanto en la gestión de recursos como en la aprobación de proyectos que responden a necesidades concretas.

 En este caso, la reciprocidad también se expresa en la percepción ciudadana, pues las encuestas recientes ubican a Claudia entre las presidentas con mayor aprobación en el país, y en Tamaulipas, el respaldo ciudadano a su gobierno es uno de los más altos.

 La relación política entre ambos niveles de gobierno pasa por un momento de estabilidad y confianza, lo que se traduce en certidumbre para los sectores productivos, en mejores condiciones para atraer inversión y en un clima político sin sobresaltos.

 Ese equilibrio, poco común en otros tiempos, explica por qué Tamaulipas avanza con paso firme dentro de la agenda nacional de desarrollo.

 La presidenta ha dejado claro que la transformación no es un discurso, sino una tarea diaria que requiere continuidad y coordinación, y Américo Villarreal ha sabido aprovechar ese impulso.

 Así, mientras el país se acomoda a un nuevo estilo de liderazgo, más técnico y menos estridente, Tamaulipas consolida su posición con proyectos que trascienden el sexenio y apuntan hacia un crecimiento sostenido.

 En el fondo, la presencia del gobernador en el Zócalo durante el acto de Sheinbaum fue una señal política de respaldo mutuo, una muestra de que en la nueva etapa de la Cuatroté hay armonía, rumbo y claridad sobre hacia dónde se quiere llevar al país y a cada estado.

 Por. Tomás Briones 

 abarloventotam@gmail.com

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