Berenice forma parte del grupo New York de Alcohólicos Anónimos desde hace dos años cuatro meses.
Ella recuerda que desde los 16 años tenía problemas con la bebida que representaba un escape combinada con la diversión en fiestas, antros y la playa… hasta que la declararon diabética.
«Ya después el consumo fue ganando era funcional iba a la escuela, atendía mis obligaciones. No había problemas ahí pero los problemas vinieron después de ese tiempo. Lo que era el consumo era divertido. Después yo decía que era por la cuestión de que los padres heredan la enfermedad y pasó el tiempo, me declararon diabética y yo estaba consciente de que tenía que cuidarme»
A causa de su diabetes, a Berenice le fue diagnosticada «pancreatitis agravada» por la ingesta de alcohol, sólo 20% de un 100% de las personas que la afrontan sobrevive. Tras lograr superarla pidió a Dios formar una familia y así fue.
Se le concedió lo que anhelaba; sin embargo, su marido perdió la vida, ella quedó a cargo de su hijo de seis años de edad siendo tiempo después cuando recayó en el alcoholismo.
«Ahí me piden a mí dejar de beber, en el camino del 100% de la pancreatitis con esta enfermedad, el 80 se muere, el 20 vive. Soy parte de la estadística del 20% logró sobrevivir y dejo de tomar. Le digo a Dios:» déjame casarme, dejame vivir pero a los dos años de casada enviudo pierdo a mi marido me quedo con un niño de dos años pasan cuatro añitos y empiezo a tener problemas emocionales depresiones, dolor entre que uno busca fugas, busqué la fuga en el alcohol y regreso a beber cuando yo regreso a beber no era un modo divertido, yo ya era más grande era señora con un niño con responsabilidades… el consumo del alcohol ya era más craquelante, más devastador»
Berenice dijo que su hijo de 8 años la observaba consumir bebidas alcohólicas y fue cuando tomaba sin control cuando se percató de la depresión que padecía.
«Ya con una depresión empiezan los pensamientos suicidas ya no quiero vivir, ya no quiero existir, todo me pasa a mí… He entendido que no existe la perfección»
Pidió ayuda a especialistas en salud mental, psicológos, psiquiatras; sin embargo, fue hasta que integrantes de Alcohólicos Anónimos la invitaron a seguir el programa de 12 pasos que comenzó su recuperación.
Admitió que para las mujeres es: «el que dirán» y la vergüenza lo que frena que intenten recuperarse del alcoholismo y expresó que en su caso a los 37 años estuvo por quedarse en situación de calle pero con el apoyo de AA decidió sanar la herida de la infancia para romper viejos moldes.
Ella aprendió a vivir «sólo por hoy» junto a su hijo que actualmente va a cumplir 11 años.
Definió la etapa de renovación como integral para ambos, mientras ella acude al grupo de Alcohólicos Anónimos; su hijo asiste a Alateen, hermandad para jóvenes cuya vida ha sido afectada por el alcoholismo de un familiar o amistad.
El grupo New York al que acude se ubica en el cruce de bulevar Adolfo López Mateos y Calle quinta colonia Jardín 20 de noviembre y también tiene redes sociales en dónde se puede obtener más información.
Cynthia Gallardo
La Razón




