5 diciembre, 2025

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Los últimos años del cura Lozano

Tras separarse de Roma y fundar su propia iglesia, Lozano continuó activo como educador y político, consolidando la creación de municipios y promoviendo reformas que marcaron la historia del sur de Tamaulipas

CIUDAD VICTORIA, TAM.- Al finalizar la guerra, Lozano se fue a radicar a un rancho de la entonces jurisdicción de Xicoténcatl, localizado al pie de la montaña y cercano a la Joya de San José o Joya de Indios, al que denominó “La Chinaca”, en honor a los guerrilleros republicanos que lucharon contra la invasión francesa.

En agosto de 1869, desde la parroquia de San Fernando de Presas, don Pascual B. Aguirre, vicario general apostólico de Tamaulipas y encargado de su gobierno eclesiástico, declaró incursos en la pena de excomunión mayor a los presbíteros Francisco I. Castillo y Atilano Lozano por haber contraído matrimonio civilmente, inspirados, sin duda alguna, por Ramón Lozano.

Para esas fechas, Lozano ya estaba entregado a la vida civil. A fines de 1869 fue proclamado candidato a diputado local, siendo electo en 1870 para representar a los municipios de Tula, Santa Bárbara y Nuevo Morelos. Debido a su cercana amistad con el gobernador Servando Canales, llegó a ser presidente del Congreso de Tamaulipas, donde promovió leyes importantes, entre ellas una a favor de los inmigrantes en el Estado y otra sobre servidumbre.

Sin lugar a duda, sus iniciativas más relevantes fueron:

1. La elevación a villa de la antigua Joya de San José, creando un nuevo municipio con apoyo de la legislatura y sin objeciones de la municipalidad. El nombre elegido fue un homenaje a Valentín Gómez Farías, pionero del liberalismo en México, con decreto oficial del 28 de septiembre de 1870.

2. El cambio de nombre de la antigua villa de Santa Bárbara a villa de Ocampo, en honor al prócer de la Reforma, mediante el decreto número 89 del 10 de noviembre de 1871. Ese mismo año, Lozano fungió como vicepresidente del Congreso local.

Al concluir su labor legislativa, continuó ofreciendo servicios espirituales y atendió una escuela para treinta niños en la nueva villa de Gómez Farías, donde probablemente ocupó cargos públicos. También se dedicó a la labranza del campo, siendo miembro activo de la Sociedad Mexicana de Agricultura.

En noviembre de 1873, en una ranchería del norte de Antiguo Morelos, se reportaron hechos paranormales. Los moradores, temerosos, acudieron al cura de la villa, don Jesús Rodríguez, quien los remitió a Lozano, descrito como un presbítero retirado pero de gran capacidad e instrucción. El 20 de diciembre de 1873, Lozano les aconsejó no creer en brujas ni duendes, sino en Dios, y los remitió a un pastor protestante de la villa de Quintero, con lo que los fenómenos cesaron. La noticia fue difundida a nivel nacional.

En febrero de 1879, fue visitado en su rancho “La Chinaca” por el pastor protestante Samuel A. Purdie, radicado temporalmente en Antiguo Morelos. Purdie lo describió como un hombre sociable, humilde y caritativo, incluso con sus enemigos. Vestía ropa pulcra pero algo desgastada, probablemente usada desde sus tiempos como diputado. Purdie destacó que los alimentos que consumían eran frutos de su propio trabajo, más satisfactorios que los comprados con dinero. Durante ese año, Lozano volvió a desempeñarse como diputado local y, debido al clima de violencia política en Palmillas, se encerraba en su hogar acompañado de armas y personas amigas que lo protegían.

Para 1881, Ramón Lozano fungía como presidente municipal del ayuntamiento de Gómez Farías. En junio de 1883, el ayuntamiento de Jaumave propuso al gobierno de Tamaulipas la creación de un plantel denominado “Escuela de Jurisprudencia”, bajo la dirección de Lozano. En 1884 fue electo nuevamente diputado por el Partido de Santa Bárbara y Nuevo Morelos.

En 1885 publicó un opúsculo en Ciudad Victoria, criticando nuevamente a la Iglesia católica. Propuso que los sacerdotes debían ser casados, prohibió indulgencias, rosarios, novenas y bautizo de párvulos, y sugirió que los pobres no pagaran derechos parroquiales, además de que la comunidad eligiera a sus ministros. También abogó por reemplazar la confesión auricular por la práctica de los protestantes, según enseñanzas de Lutero.

El 7 de diciembre de 1885, en Ocampo, el obispo de Tamaulipas, don Eduardo Sánchez Camacho, escribió una extensa Carta Pastoral dirigida a los fieles de la parroquia, en respuesta al opúsculo de Lozano. Señaló que este estaba separado de la Iglesia desde hacía años, que había sido excomulgado y que sus escritos no podían leerse sin incurrir en pena de excomunión. Hizo un llamado a su arrepentimiento y al regreso a la Iglesia, ofreciendo el perdón y olvido de todo lo pasado.

Ramón Lozano murió entre 1886 y 1887, muy probablemente en Gómez Farías. Sus herederos vendieron en 1888 parte de su hacienda “El Tigre”, quedándose solo con la parte de San Ramón.

Por Marvin Huerta Márquez
Expreso-La Razón

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