Hace mucho que se viene advirtiendo: además de todo lo útiles que resultan, las redes sociales también pueden ser un muladar.
En el pasado reciente hay múltiples ejemplos de su utilización como escenario para activar guerras sucias desde el anonimato.
Sin mayor esfuerzo, se puede denostar, difamar, y destruir vidas -no solo las de figuras públicas, también la de cualquier usuario- con total impunidad.
Por eso, a nadie sorprende que en el contexto político haya muchos actores dispuestos a meter los pies en el lodo y jugar sucio.
Una cifra ilustra la trascendencia de las plataformas digitales para difundir mensajes de odio, chismes, mentiras: en tres meses, Facebook ha cobrado 4.76 millones de pesos por “publicidad” en Tamaulipas.
En medio de contenidos inofensivos, va un alto porcentaje de posteos falsos, ataques personales, que burlan la supuesta vigilancia de Meta para evitar romper las reglas comunitarias, y apuntan a dañar reputaciones.
Justo eso está pasando desde hace algunos días en torno a la Universidad Autónoma de Tamaulipas.
En las redes sociales, el Rector Dámaso Anaya Alvarado se ha convertido en el blanco de una campaña difamatoria que evidentemente busca mermar su imagen, y su liderazgo como autoridad de la máxima casa de estudios.
Pero al mismo tiempo, estos golpes bajos atentan contra la universidad. Es el script calcado que ya se utilizó en el pasado reciente para sembrar discordias e intentar torpedear a las instituciones.
Ante esta andanada de lodo, la respuesta serán las estadísticas que entre otras cosas, demuestran que en los últimos dos años la UAT ha mejorado todos sus indicadores académicos, escalando posiciones en los rankings de la educación mayor nacional e internacional
No se baja el telón…
Ayer concluyó la edición 32 del Festival Internacional en la Costa del Seno Mexicano.
La presentación de la Compañía Nacional de Teatro en Victoria sirvió para clausurar una intensa cartelera de diez días que se distinguió por el correcto equilibrio.
Su diseño no sucumbió ante la tentación de llenar el calendario de espectáculos complacientes, pero tampoco ante la posibilidad de ofrecer expresiones artísticas solo para la élite.
Por primera vez el FICSM llegó a los 43 municipios del estado, ocupó espacios públicos donde nunca se había presentado una obra o un recital, y apostó a un diálogo que incluyera a las expresiones internacionales de la vanguardia, pero también a las voces de la tradición y la identidad local.
No es casualidad que una de sus principales apuestas haya sido la producción propia de Polvo Enamorado, un espectáculo musical que homenajeó a los grandes autores nacidos en el estado, y que se construyó desde cero por artistas tamaulipecos.
Tampoco es menor el hecho de que para el resto del año, el ITCA tenga agendados más encuentros, relacionados con el cine y con las letras.
Queda claro que la política cultural del estado parece haber superado la eventitis de otros tiempos, para apuntar a una estrategia continuada que arrope por igual a los creadores y al público. Buena noticia.
Por. Miguel Domínguez Flores




