5 diciembre, 2025

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Cómo sacar los frijoles de la hoya 

Crónicas de la calle/Rigoberto Hernández Guevara 

No es complicado recrear en la imaginación la estampa campirana de una fogata sobre la cual en una gran hoya se cuecen frijoles y en otra hierve el estupendo café. En una grieta que mira al pasado de ceniza negra, hoyin en los ojos de muchos de nosotros, suscribo lo siguiente. 

Una imagen nos trae otra, tal vez un viaje con olor a gasolina, un pueblo desconocido por la noche, el pañal de tela, las dos luces de un rancho, el camino totalmente a oscuras con un pequeño puente. Como ingrediente llueve. 

En las películas de la época de oro del cine nacional el «Indio» Fernández se chingaba una tostada con chile del monte entre el monte mientras comenzaba el rodaje, que por cierto: dicen que no comenzaba hasta que le daba la gana a este gran actor de carácter. Hasta que se prendía la lumbre. 

He visto mil veces la imagen de la fogata replicada en Internet como para tentarme y confieso que lo ha logrado. Tengo ganas de ir a acampar con todas las comodidades a la orilla de un gran río donde se pueda pescar. Las imágenes incluyen el contexto de un equipo de campo y el precio, por supuesto. No debe ser costoso si lo imagino, otra cosa es si lo averiguo. 

En condiciones normales habrá que ir a buscar leña. En Ia vida real eso queda en china y a veces no hay. Pero tenemos suerte, un encendedor y bastante hambre. Ayuda que el norte sopla entre los tenamastes, el agua empieza su chamba como una pequeña fábrica. Cuando los frijoles hierven se junta la gente de bien lejos. Según la cantidad de gente es el agua que se le echa. 

Aseguran que por la forma de caminar se conoce a un consumidor de frijoles. Por los dientes filosos, por los ojos y por el físico, pero yo no lo creo. Podría ser así como se reconoce a un hombre que cruza todos los días el río, como se reconoce a un habitante de la Colonia Mainero. 

La imagen varía según los gustos del espectador y lo que guste ver o soñar. Somos elegidos porque al menos lo podemos imaginar, no lo he preguntando al resto de animales. Uno puede urdir cualquier plan y que todo salga mal al fin que eso era todo lo que quería. El plan puede requerir compañía o soledad por completo. El plan, dice el comercial, no es en dónde sino con quién. 

El influencer novato nos muestra con maestría la forma más correcta de sacar los frijoles de la hoya. Primero habrá que ver si están buenos de sal, probarlos calientes que la lengua se queme es de ley, «todavía no salen» y da la terrible noticia a los notables comenzales y convidados de nadie. Atrás de un carro no salen en la foto dos vatos que beben caguamas como los grandes, no los invité a los vatos. 

La crónica va pasando por el agua que le hacia falta. De entre la noche salen palabras que nadie dice, sonidos de animales no reconocidos. Así, en el silencio único, una voz callada desliza el significado, el fondo y la forma de dormir engarruñado, tapado hasta el último agujero. El sonido del río que baja con moderada fuerza narra la vez que el hombre se quemó un dedo y gritó como niño, cuando se perdió en el monte, la vez que lo espantaron los coyotes de Nezahualcóyotl. 

Al fondo una montaña enorme- con un gorro de nieve de donde baja un riachuelo de la estampilla- domina el paisaje. El oso adiestrado por los turistas atrapa de nuevo un gran pez en lo que un visitante toma la foto y lo suelta. Quedan pocos peces. Los osos modernos y otros animales, de ese modo se ganan la chuleta. 

A donde estoy llega el olor a leño, a tortilla, al café de la abuela, y en la estampa comienza a moverse el instante. Pronto acabará el día y empezaré a recoger las cosas para ir a dormir donde no me vea nadie. 

HASTA PRONTO 

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