ALTAMIRA, TAM.- Altamira es hábitat de las seis especies de felinos silvestres que existen en Tamaulipas y en México.
Esta riqueza biológica se debe a que la geografía de la región ofrece ecosistemas adecuados para su desarrollo.
«El jaguar, el puma y los felinos mayores, son las especies superiores y eso habla de un hábitat sano, pero cuando estos animales intervienen en las cercanías de la población y atacando animales de Granja, es preocupante, de alguna manera los seres humanos estamos interviniendo con la fragmentación de su hábitat o estamos creando alguna situación y que han ocasionado estos encuentros», comentó, el biólogo, Rubén Herver Zarate.
Los seis felinos de la región, que han sido registrados en Altamira y sus alrededores, son: Jaguar (Panthera onca): El felino más grande de América. Puma (Puma concolor): El segundo felino más grande. Ocelote (Leopardus pardalis). Tigrillo o Margay (Leopardus wiedii). Jaguarundi (Herpailurus yagouaroundi) y Lince (Lynx rufus) o Gato Montés.
Aunque la presencia de estos felinos es natural, su avistamiento y los conflictos con humanos aumentaron en años recientes, lo que genera alarma entre los habitantes de las zonas rurales y ganaderas.
Autoridades alertaron hace unos días por posibles ataques de felinos, principalmente puma o jaguar, contra el ganado bovino en el Cerro del Metate y otros ranchos al norte de Altamira. Estos ataques se atribuyen en ocasiones a hembras que buscan presas fáciles para alimentar a sus crías.
El avance de las zonas urbanas y las actividades humanas hacia el hábitat natural de estos animales los obliga a acercarse a zonas pobladas en busca de agua y alimento, lo que incrementa el riesgo de incidentes.
A principios de años se hizo la captura de un ejemplar de Tigrillo Margay en una zona semiurbana de Altamira, lo que confirma la cercanía de estas especies a los asentamientos humanos.
“El único del que se tenía duda si existía, es un animal de fauna silvestre que no fue muy difícil capturarlo”.
La Dirección de Ecología y Medio Ambiente de Altamira, en coordinación con la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), realiza investigaciones (incluida la instalación de cámaras trampa) para documentar la población y comportamiento de los felinos, con el objetivo de establecer medidas de certeza para la población rural y planes de conservación para las especies, varias de las cuales se encuentran en peligro de extinción (como el jaguar y el ocelote).
“Se recibió el reporte de un ganadero y representantes de la comunidad de Santa Juana.
En más de 50 años no se había tenido un reporte de ataque a ganado en la zona”, precisó Rubén Herver Zarate.
Por Óscar Figueroa
La Razón




