4 diciembre, 2025

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Esto es lo que el aceite vegetal le hace a tu salud

Los aceites de semillas, ricos en grasas saludables, ayudan al corazón, reducen el colesterol y aportan nutrientes esenciales si se consumen con moderación.

Durante años, los aceites de semillas han sido protagonistas silenciosos en la cocina: están en nuestras ensaladas, guisos, frituras e incluso en alimentos que ni imaginamos.

Sin embargo, también han sido señalados como “enemigos” de la salud, culpables de la inflamación, el aumento de peso o el colesterol alto. Pero ¿qué dice realmente la ciencia?

Aceites de semillas: ¿qué son?

Los aceites de semillas, como los de girasol, canola, soya, maíz, cártamo o linaza, son productos obtenidos a partir de la extracción de lípidos de las semillas de ciertas plantas.

Estos aceites se han convertido en un elemento fundamental de la cocina moderna y, según un artículo de Harvard Health Publishing, su importancia radica no solo en su versatilidad culinaria, sino también en sus beneficios para la salud cardiovascular.

A diferencia de las grasas saturadas (presentes en productos animales) o los ácidos grasos trans (habituales en alimentos ultraprocesados), los aceites de semillas contienen principalmente grasas insaturadas: poliinsaturadas y monoinsaturadas.

Estas son consideradas “grasas buenas” porque, en cantidades adecuadas, favorecen el funcionamiento del organismo y reducen el riesgo de diversas enfermedades crónicas.

Beneficios comprobados de los aceites de semillas para el corazón y el colesterol
Uno de los principales motivos por los que los aceites de semillas son recomendados por expertos en salud es su impacto positivo en el sistema cardiovascular.

La American Heart Association (AHA) publicó un informe en el que afirma que no existe motivo científico para evitarlos. Al contrario, su consumo moderado está relacionado con una reducción significativa de los niveles de colesterol LDL (“malo”), uno de los principales factores de riesgo para enfermedades cardiacas.

Mientras que en la revista Journal of Translational Medicine un estudio concluyó que los niveles adecuados de omega-6 (ácido linoleico) en la dieta están asociados con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares, ciertos tipos de cáncer y una menor mortalidad general.

Además, aportan ácidos grasos esenciales que el cuerpo no puede producir por sí mismo, como el ácido linoleico (omega-6) y, en algunos casos, el ácido alfa-linolénico (omega-3).

Estos nutrientes son fundamentales para funciones como la regulación hormonal, el desarrollo celular, la salud cerebral y la respuesta inflamatoria.

La clave, sin embargo, no está en consumirlos en exceso, sino en utilizarlos como sustitutos de grasas menos saludables como la mantequilla o la manteca animal, favoreciendo así una mejor salud cardiovascular.

Cómo usar aceites de semillas en la cocina sin perder sus propiedades
Elegir un aceite saludable es solo el primer paso: saber cómo utilizarlo correctamente es igual de importante. Uno de los aspectos clave es el punto de humo, es decir, la temperatura a la cual el aceite comienza a descomponerse y producir compuestos potencialmente dañinos.

Según un consenso publicado por la American Oil Chemists’ Society (AOCS), los aceites de semillas “pierden calidad nutricional cuando se sobrecalientan, reutilizan varias veces o se enrancian”.

Por ello, los especialistas recomiendan usarlos principalmente en métodos de cocción moderados como saltear, hornear, cocinar al vapor o aliñar ensaladas.

También se recomienda no reutilizar el aceite después de freír, ya que su composición cambia y puede liberar sustancias perjudiciales. Asimismo, es importante conservarlo en envases oscuros, lejos de la luz directa y el calor, para evitar su oxidación y prolongar su vida útil.

Seguir estas recomendaciones no solo preserva las propiedades nutricionales del aceite, sino que también ayuda a prevenir la formación de radicales libres dañinos para la salud.

Mitos y verdades: por qué los aceites vegetales no son “malos” si se consumen bien
A pesar de su popularidad en la cocina y su aval científico, los aceites de semillas han sido objeto de desinformación en redes sociales y medios digitales.

Algunas corrientes los califican como “veneno” o los responsabilizan directamente del aumento de enfermedades crónicas.

Sin embargo, una inestigación de Nutrition Today demostró que el ácido linoleico, presente en estos aceites, no incrementa los niveles de inflamación en el organismo y, por el contrario, está vinculado con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular.

La propia American Heart Association ha insistido en que el problema no radica en el aceite en sí, sino en el contexto en el que se consume.

Cuando se utilizan en productos ultraprocesados altos en azúcares y harinas refinadas, el beneficio puede perderse. Pero incorporados en una dieta rica en alimentos frescos, granos enteros, frutas, verduras y proteínas saludables, son una herramienta valiosa para la salud.

Lejos de ser perjudiciales, los aceites de semillas son aliados poderosos para el bienestar general cuando se usan con moderación y dentro de una alimentación balanceada.

Su capacidad para reducir el colesterol LDL, proteger la salud cardiovascular y aportar ácidos grasos esenciales los convierte en un recurso nutricional clave en la cocina diaria.

La ciencia es clara: sustituir grasas saturadas por aceites vegetales saludables es una estrategia eficaz para prevenir enfermedades crónicas y promover un estilo de vida más saludable.

CON INFORMACIÓN DE EXCÉLSIOR

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