El día de ayer empezó una nueva era en Correcaminos. Una era que, por los nombres que llegan, da para pensar que puede venir algo bueno… aunque, como siempre, el tiempo será el que diga la última palabra.
Armando Arce Serna fue presentado oficialmente como nuevo presidente del equipo, y junto a él estará Adrián “El Güero Tota” Martínez de León, quien fungirá como vicepresidente. Dos personas que le saben (y le saben bien) al tema administrativo y futbolístico. Ya estuvieron antes, ya pasaron por el club, ya saben lo que significa cargar con el escudo del Corre.
En el caso de Armando, su etapa anterior fue entre 2007 y 2011, años en los que también dirigía el Instituto del Deporte de Tamaulipas. En ese tiempo hubo de todo: liguillas, torneos peleados, algunos muy buenos y otros no tanto. Pero más allá de los resultados, logró mantener al equipo con rumbo, con estructura y con proyectos ambiciosos.
Y si nos vamos al final de aquella era, hay que decirlo: fue parte importante del campeonato del 2011. Porque aunque él ya no estaba cuando se levantó el título, fue quien trajo a la mayoría de los jugadores y al entrenador Jorge Almirón, que armó la base de aquel equipo campeón. Luego llegó Nacho Rodríguez, lo tomó funcionando y terminó cerrando la historia con la copa en las manos.
Por su parte, Adrián Martínez siempre estuvo cerca del club, como parte del patronato o del consejo deportivo. Fue patrocinador, metió dinero de su bolsa y tuvo voz en muchas decisiones. También vivió los buenos momentos: el título del 2011, el subcampeonato del 2014, las finales de Copa… todo eso lo tuvo cerca. Hasta que por ahí de 2017-2018 salió de la institución, en la etapa del tan ‘querido’ (jaaa) Rafael Flores Alcocer.
Esa es la carta de presentación de ambos: experiencia, conocimiento y, sobre todo, identidad. Porque más allá de los cargos, son gente de Victoria. Y eso pesa. No lo dicen, lo demuestran. Armando siempre estuvo pendiente del equipo, preguntando por cómo iban las cosas, y Adrián, ni se diga, era constante en redes, opinando, alentando, mostrando que el Corre le importa.
Ahora tienen frente a sí una misión bien complicada. Como decimos acá, tienen la papa caliente. El equipo está en el fondo, en una situación atípica durante muchos años, de esas que no se habían visto antes. Pero tampoco hay excusa: la afición quiere resultados, quiere ver señales de vida. Y el trabajo debe empezar ya.
Además, urge volver a las bases. A esos detalles que unían al club con la gente y que, con el paso de los años, se fueron dejando de lado. Hablo del Día del Aficionado, las promociones en boletos, el acercamiento con escuelas, con la universidad, las firmas de autógrafos, las visitas a entrenamientos… cosas sencillas, pero que marcaban diferencia. Correcaminos no es solo fútbol, también es un proyecto social, y eso se perdió.
En una charla breve que tuve con Adrián durante el entrenamiento de ayer, me dijo que van a hacer todo lo necesario para que la afición regrese, que quieren recuperar esa conexión que se rompió. Pidió paciencia y el beneficio de la duda, pues se pondrán a trabajar y dijo se va a notar.
Son dos personas capaces, sin duda. Pero lo repito, también tienen poco margen. La afición ya no tiene tanta paciencia, y eso lo saben. Así que tendrán que moverse rápido, con decisiones firmes y bien pensadas, por el bien del equipo y de la gente que sigue creyendo y de la que ya no creyó pero puede volver.
Por lo pronto, el nuevo consejo deportivo estará integrado además de Arce y Adrián, por Manuel Campo Filizola, quien será director de operaciones o administrativo, por Enrique De la Garza Montoto. Ambos son gente de confianza de Armando y Adrián, y estarán encargados de respaldar tanto la parte administrativa como la deportiva. Ricardo Chávez Medrano seguirá como director deportivo, ahora apoyado por De la Garza.
Vienen muchos cambios. Jugadores, cuerpo técnico, fuerzas básicas, áreas administrativas… todos están en evaluación. Nadie tiene el puesto asegurado. La directiva quiere resultados y quiere trabajo, eso es un hecho.
Hoy presentarán el nuevo proyecto. Y todo apunta a que la mira está puesta en el ascenso (sí, aunque suene lejano). Al menos hay optimismo y se habla de retomar la relación con la Federación Mexicana de Futbol y con los dueños importantes del circuito, algo que también se había perdido. Esto será importante para que en el 2026, cuando se abra el ascenso, puedan tener alguna esperanza de conseguir el famoso certificado.
Pero, primero lo primero: el tema deportivo, en el cual deberán trabajar desde ya, con la mira puesta en levantar a este equipo que está hecho pedazos. Eso habrá que esperar, pero por lo menos hoy se respira un aire distinto. Inició la nueva era naranja…
POR. DANIEL VÁZQUEZ




