5 diciembre, 2025

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Fraudes cibernéticos: amenaza constante


En Tamaulipas, los fraudes cibernéticos se han vuelto una amenaza cotidiana. Mediante llamadas, mensajes falsos y la suplantación de instituciones financieras legítimas, los delincuentes logran obtener datos personales y vaciar cuentas bancarias

CIUDAD VICTORIA, TAM.- Los fraudes cibernéticos avanzan con rapidez en Tamaulipas y el resto del país, aprovechando la necesidad de crédito y la confianza que los usuarios depositan en las instituciones financieras. A través de tácticas cada vez más sofisticadas, los delincuentes se hacen pasar por bancos y financieras registradas para engañar a las personas, obtener sus datos personales y, finalmente, vaciar sus cuentas o cobrarles adelantos por préstamos inexistentes.

De acuerdo con datos recientes de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), en septiembre se registró la suplantación de identidad de al menos 16 instituciones debidamente constituidas e inscritas en el Sistema de Registro de Prestadores de Servicios Financieros (SIPRES). Entre las afectadas se encuentran financieras y aseguradoras reconocidas que denunciaron el uso ilegal de su nombre, logotipo e imagen en páginas de internet, redes sociales y publicaciones digitales, a través de las cuales se ofrecían créditos falsos a cambio de anticipos en efectivo.

Se trata de Financiera Maestra, Soluciones Integrales, Avanza Dinero, Darfin, Finank, JGI Solutions, Stewart Title Guaranty, Administradora Aristo, Operadora Fiji, Valores Mexicanos Casa de Bolsa, Crédito para Crecer con México, Capital a Tu Favor, Quálitas Compañía de Seguros, D1 Financial, Banco Forjadores, y diversas SOFOM.

Este tipo de delitos afecta sobre todo a personas que buscan préstamos personales o apoyo económico urgente. Los estafadores montan sitios web o perfiles en redes sociales con apariencia profesional, se presentan como intermediarios financieros y solicitan a los interesados un depósito previo como requisito para liberar el crédito. Una vez recibido el dinero, desaparecen. En otros casos, el engaño se realiza mediante llamadas telefónicas o mensajes de texto que aparentan provenir de un banco, alertando sobre un supuesto cargo no reconocido o un intento de fraude.

Los delincuentes se aprovechan del temor y la confusión de las víctimas. El mensaje suele incluir un número telefónico “oficial” al que se pide comunicarse para aclarar la situación. Cuando el usuario llama, del otro lado responde alguien que se presenta como empleado del área de prevención de fraudes. Con lenguaje técnico y aparente conocimiento del caso, solicitan datos personales, números de tarjeta, contraseñas o códigos de verificación, bajo el argumento de cancelar cargos o bloquear cuentas. En realidad, esos datos son utilizados de inmediato para sustraer fondos o clonar tarjetas.

En la mayoría de los casos, los fraudes prosperan porque las víctimas colaboran involuntariamente con los delincuentes. Asustadas por el aviso, entregan su información personal convencidas de que protegen su dinero. Las instituciones bancarias advierten que este tipo de llamadas no provienen de sus centros de atención, y que ninguna entidad solicita contraseñas, números confidenciales ni códigos de seguridad por teléfono, correo o mensaje. La recomendación oficial es acudir directamente a la sucursal en caso de recibir una alerta de este tipo y no contestar ni devolver llamadas a números desconocidos.

En ciudades como Victoria, Tampico, Madero y Altamira, los reportes de intentos de estafa son constantes. Los mensajes falsos circulan a toda hora y con distintos montos de cargos inexistentes. En algunos casos, los usuarios han logrado detectar la falsedad gracias a la asesoría de personal bancario o a la difusión de advertencias en redes sociales. Sin embargo, otros no corren con la misma suerte y pierden ahorros o quedan con deudas por créditos que nunca solicitaron.

Los especialistas en ciberseguridad explican que detrás de estos fraudes existe una red organizada de delincuentes que operan con estructuras similares a los call centers, donde se capacita a los participantes para manipular a las víctimas con estrategias psicológicas. El objetivo es generar confianza o miedo en cuestión de segundos, lo suficiente para obtener los datos clave. Estas redes suelen operar desde distintos estados e incluso desde el extranjero, lo que complica su rastreo.

La Condusef ha reforzado sus campañas de información para prevenir estos delitos. En su sitio web mantiene disponible el SIPRES, una herramienta donde los usuarios pueden verificar si una institución está debidamente registrada y autorizada para ofrecer servicios financieros. También promueve la denuncia inmediata de cualquier intento de fraude, ya sea ante la Policía Cibernética o directamente a través de sus centros de atención.

Entre las medidas preventivas destacan desconfiar de cualquier oferta de crédito que solicite un pago por adelantado, evitar compartir información confidencial por teléfono o redes sociales, y corroborar siempre la autenticidad de las páginas o perfiles que se presentan como instituciones financieras. Asimismo, se recomienda actualizar las contraseñas bancarias de forma periódica y activar notificaciones para detectar movimientos no reconocidos.

El robo de identidad, las estafas telefónicas y los créditos falsos ya forman parte del catálogo de delitos que afectan a la economía familiar. Ante ello, los organismos financieros insisten en que la información es la mejor herramienta de defensa: conocer cómo operan los estafadores puede marcar la diferencia entre mantener seguros los ahorros o perderlos en cuestión de minutos.

Por Salvador Valadez
Expreso-La Razón

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