5 diciembre, 2025

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El panteón del Cero Morelos de Victoria, entre leyendas, historia y tumbas olvidadas

Hoy en día, el Panteón del Cero Morelos se considera obsoleto. Solo se realizan inhumaciones a quienes poseen títulos a perpetuidad

CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- Entre las calles y árboles centenarios del primer cuadro de la ciudad, se encuentra el Panteón del Cero Morelos, el cementerio más antiguo de Victoria y uno de los lugares con mayor carga histórica y simbólica del estado. Declarado patrimonio histórico, este camposanto guarda entre sus muros los restos de personajes ilustres, leyendas locales y cientos de historias que el tiempo no ha podido borrar.

Fundado en el año 1752, cuando don Gregorio Pizaña fue la primera persona sepultada, el panteón se convirtió en el principal sitio de descanso de los victorenses por más de dos siglos. Su trazo ya aparecía en los planos de la ciudad desde 1880, y en 1899 se amplió hasta alcanzar 130 metros de frente por 180 de fondo, reflejando el crecimiento urbano y poblacional de la época.

Entre sus tumbas más emblemáticas se encuentra la que en su momento guardó los restos de Pedro Escandón y Cortina, fundador de Ciudad Victoria, cuya memoria permanece a través de una placa conmemorativa. También se recuerda el sitio donde fue fusilado el general Alberto Carrera Torres, cuyas huellas de bala aún se distinguían en los muros hace algunos años.

El cementerio también alberga historias menos formales, como la de Ismael Garza Flores, conocido como “El Quemador”, un judicial y pistolero temido en su tiempo, cuyos restos descansan en el lugar. En total, el panteón cuenta con 11 mil 500 tumbas, aunque solo la mitad recibe visitas; el resto permanece cubierto por maleza y el abandono.

Hoy en día, el Panteón del Cero Morelos se considera obsoleto. Solo se realizan inhumaciones a quienes poseen títulos a perpetuidad, pues el espacio físico está completamente saturado. A esto se suma que, con el crecimiento de la ciudad durante el siglo XX, el panteón quedó rodeado por viviendas, lo que impidió su expansión y lo convirtió en una especie de isla histórica en medio de la vida cotidiana.

Sin embargo, no todo lo que ocurre ahí pertenece al pasado. Vecinos y visitantes han reportado la presencia de rituales de brujería, con veladoras de colores, muñecos y recipientes con líquidos extraños entre las lápidas. Aunque no hay pruebas concluyentes, las historias nocturnas alimentan el aire de misterio que envuelve el lugar.

Entre los nombres destacados que descansan o se recuerdan en el Cero Morelos están don Eduardo Sánchez Camacho, segundo obispo de Victoria; Guadalupe Mainero; Juan B. Tijerina; el doctor José Núñez de Cáceres y el general Joaquín Kerlégano. También sobresale la cripta de la familia Lavín Escandón, construida en 1882 para albergar a 21 de sus integrantes, hoy afectada por el deterioro y actos vandálicos.

A casi tres siglos de su creación, el Panteón del Cero Morelos continúa siendo un punto de encuentro entre la historia, la fe y el misterio. Un lugar donde la memoria de Victoria aún respira, silenciosa, entre lápidas y sombras.

Por Raúl López García

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