Ciudad de México.- Una nueva turbulencia sacude las relaciones entre México y Estados Unidos. El Departamento de Transporte estadounidense anunció la cancelación de 13 rutas de aerolíneas mexicanas y la suspensión de todos los vuelos combinados con destino u origen en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).
La decisión fue firmada por el secretario de Transporte, Sean Duffy, quien acusó al Gobierno mexicano de “continuar abusando” del Acuerdo de Transporte Aéreo firmado entre ambos países en 2015, un pacto que buscaba abrir el espacio aéreo y garantizar condiciones equitativas de competencia.
El documento establece que México incumplió varias disposiciones del acuerdo, entre ellas la reducción de espacios para aerolíneas estadounidenses en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y la concentración obligada de operaciones de carga en el AIFA, lo que Washington calificó como una práctica discriminatoria.
La sanción alcanza a Aeroméxico, Volaris y Viva Aerobus, además de otras compañías con vuelos en trámite hacia ciudades como Houston, Austin, Los Ángeles, Newark y McAllen. La medida se aplicará de inmediato y permanecerá vigente hasta que México restablezca el cumplimiento del tratado bilateral.
La resolución del Departamento de Transporte se suma a la instrucción emitida la semana pasada por el Gobierno de Donald Trump para disolver la alianza comercial entre Delta Airlines y Aeroméxico, bajo el argumento de que afecta la libre competencia en el mercado aéreo regional.
En medios diplomáticos, la orden se interpreta como una presión directa a la administración mexicana en medio de la revisión de acuerdos comerciales y de seguridad fronteriza, lo que podría agravar las tensiones bilaterales a corto plazo.
Hasta ahora, la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) no ha emitido una respuesta formal, aunque fuentes del sector anticipan que México buscará una revisión técnica del fallo antes de acudir a un panel de solución de controversias, como permite el acuerdo de 2015.
El impacto inmediato afectará la conectividad aérea y el flujo turístico entre ambos países, además de generar incertidumbre en las rutas de carga que vinculan a México con los centros logísticos de Texas y California, dos de los principales destinos del comercio bilateral.
Con esta decisión, el Gobierno de Trump endurece su postura hacia México en un tema que trasciende lo técnico: el control del espacio aéreo se convierte, otra vez, en un campo de disputa política y económica entre los dos vecinos más interdependientes del continente.
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