Desde hace semanas, se advierte casi con unanimidad que hay cuatro figuras femeninas que llegarían al 2027-2028 en amplias posibilidades de ser candidateables por la Cuarta Transformación para ganar la gubernatura de Tamaulipas.
Unas con más posibilidades que otras, pero todas con cierto margen de crecimiento y de movilidad para apuntalar una campaña política a lo largo del territorio.
Se trata de Carmen Lilia Canturosas, Olga Sosa Ruiz, Tania Contreras López y Silvia Casas.
A esta última -Secretaria del Bienestar- también se le ve como opción viable para la alcaldía de Victoria, ante la falta de cuadros dignos ya no solo de ganar la elección, sino de encarar los retos que arrastra la capital.
La alcaldesa de Nuevo Laredo, por su parte, enfrenta el desafío de hacer presencia en el centro y sur del estado, sin infringir la ley ni descuidar su encargo como presidenta municipal.
La senadora Sosa no tiene ese problema por la naturaleza de su encargo, pero desde que se hizo más evidente su aspiración y sus intenciones, también quedó claro que sus adversarios políticos no le dejarán el camino pavimentado. De su capacidad para recibir golpes sin salir lastimada, dependerá el éxito de su ambiciosa misión.
Y la magistrada Tania Contreras, recién llegada a la Presidencia del Supremo Tribunal de Justicia, tiene mucho por crecer -y mucho capital político en sus manos si se considera que es, en estos momentos, la mujer más poderosa del estado-, pero también se toparía con la compleja tarea de explicar un salto poco ortodoxo de la posición más alta del Poder Judicial a una contienda electoral.
Como sea, se trata de cuatro mujeres, con el peso y la capacidad suficiente para pelear por la gubernatura del estado.
Esta baraja con la que cuenta Morena obliga a preguntarse por las o los aspirantes que podrían abanderar a la oposición en Tamaulipas.
En Acción Nacional, esa posición parecería destinada a la senadora Imelda Sanmiguel, la panista tamaulipeca con mayor rango político en estos momentos, aunque con el inconveniente de haber sido vapuleada en su última aventura electoral.
A esta evidente debilidad de los partidos tradicionales, es inevitable pensar que la candidatura de la oposición podría surgir de una escisión morenista, que pudiera buscar abanderarse ya sea en Acción Nacional -lo que queda del PRI- o con más posibilidades, en el Partido Verde o Movimiento Ciudadano.
Por eso, para la 4T es tan importante el periodo que viene: la conducción política deberá ser lo suficientemente hábil y equilibrada para contener los egos, procesar las ambiciones y mantener a flote el proyecto sin fracturas.
Morena tiene una baraja amplia y competitiva, pero también un potencial campo minado de desencuentros internos.




