5 diciembre, 2025

5 diciembre, 2025

El dolor humano de los difuntos

POLVO DEL CAMINO/ MAX ÁVILA

En el marco de la tragedia que vive buena parte de la república, se recordó a los Santos difuntos. El presente no es un año cualquiera sino aquel donde miles de familias sufren por diversas razones. No solo debido al daño causado por la naturaleza, sino también por el temor derivado de la violencia. En este sentido no son escasos los poblados cuyos habitantes deben abandonar para conservar al menos, la existencia.

Tristes las imágenes donde caravanas van por caminos buscando refugio en cualquier parte ante la ineficacia de las autoridades para hacer valer el imperio de la ley. Los escenarios no pueden ser más crueles. Sucede en el sur, el centro o el norte del país. Ahí perdidos entre la soledad del desierto, la selva o la montaña “sobreviven” decepcionados por la situación que, en su caso, es semejante o peor a la de los primeros mexicas que buscaban donde realizar sus sueños de grandeza. La diferencia es que el presente es un drama no deseado a nadie por simple razón humanitaria.

Las fechas memorables de noviembre, el uno y el dos, no llegaron llenos de nostalgia como antaño cuando la reunión en familia servía para recordar los buenos momentos al lado de quienes ya no están entre nosotros. Ahora que están ubicados en otra dimensión, suplicamos sean intermediarios ante El Creador para que la paz regrese, sea iluminar el sendero para lograr la reconciliación y detener la ola criminal que nos azota.

Es clara la necesidad de evitar una guerra como la realizada por Felipe Calderón cuando las condiciones no eran propicias. Ya sabemos que entonces se protegió a una célula combatiendo a sus adversarios. Vergonzoso que el delito adquiriera categoría institucional durante el gobierno panista, muy parecido a lo hecho por el PRI, de ahí que no extrañara que al final coincidieran en vulgar alianza de intereses que pretendió sorprender a los electores que optaron por sacudirse la perversa demagogia de la minoría rapaz. En este punto tal vez el recordatorio de los Santos Difuntos también corresponda al destino que espera a los partidos en cuestión que no es otro que su inminente desaparición por ladrones, corruptos y traidores, nomás por eso.

El asunto es que las fechas son doblemente tristes: inundaciones que arrasaron hogares, sembradíos y todo de lo que es capaz la corriente embravecida. En vastas regiones se perdió todo, “hasta las ganas de vivir” como confesó una ama de casa ante la desaparición de su modesto patrimonio teniendo de testigos a dos pequeños llorando de hambre. En tanto el padre literalmente luchaba por obtener una despensa de las insuficientes enviadas por el gobierno y los particulares. Y es que algo de alimento permite seguir buscando entre lo perdido lo que aparezca que no será mucho porque el agua todo se tragó.

Son los pobres que en medio del drama llamaron a sus muertos. No con los altares dispuestos con paciencia y ternura sino con una mezcla de enojo y resignación que nada tiene que ver con el mundo de los ausentes, sino con los que aquí y ahora deben enfrentar la realidad que corregida y aumentada recordó que contra ella no hay defensa alguna, y menos cuando con furia golpea a los más desprotegidos. Ha sido la historia de siempre que pega donde más le duele a la patria.

De manera que en esta ocasión las almas de los Santos Difuntos llegaron al valle de lágrimas que cantan los clásicos. Es decir, al seno de las familias que solo ofrecieron dolor, pero sin lágrimas porque el llanto también desapareció entre el viento y la lluvia.

SUCEDE QUE

Ejecutaron al alcalde de Uruapan por defender sus derechos. ¿Por qué será que solo caen los buenos?.

Y hasta la próxima.

Por. Max Ávila

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