La dimisión de Jesús Lavín Verástegui como secretario de Finanzas, arroja dos lecturas:
1) Que realmente renunció para atender problemas en su salud; o que
2) Es parte de una sacudida al árbol gubernamental implementada por el doctor Américo Villarreal Anaya.
Lo cierto, es que ‘causó baja’ del gabinete en una etapa trascendental, porque está (por aprobarse) la asignación del Presupuesto Federal, para el ejercicio 2026, cuyo monto, rebasaría los 82 mil millones de pesos, aunque podría incluir un recorte de 301 millones de pesos en el Ramo 33 afectando áreas como educación y salud.
Igual, en vísperas de presentarse los proyectos estatales de ingresos y egresos al Congreso local, para, así, estimar el monto de recursos que toca administrar al gobierno actual.
En su ejercicio como secretario de Finanzas, Lavín Verástegui se ganó la animadversión de varios de sus pares en el gabinete, supuestamente por ‘retardarles’ la asignación de recursos (federales y/o estatales), aun cuando estos ya estaban en la cuenta disponible.
Se refiere también, que abusó del cargo como igual lo hizo al frente de la Secretaría de Administración imponiendo funcionaros y/o favoreciendo al grupo de proveedores afines a su proyecto de ser rector de la UAT o, en el mejor de los casos, candidato gubernamental.
En los meses más recientes, mucho se habló de que Lavín requería la atención facultativa por enfermedad, pero, también, por sus diferencias con personajes, como él, cercanos al mandatario estatal, en una disputa estéril.
Así las cosas.
Ejecución
La ejecución de Carlos Manzo Rodríguez, alcalde de Uruapan, Michoacán, es un crimen que lastima a la sociedad entera. No sólo de aquel municipio, ni de la entidad occidental, sino de todo el país.
Sus fuertes pronunciamientos en contra del crimen organizado y/o sus llamados constantes a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, para que lo auxiliara en el combate a delincuentes, son harto conocidos.
Hubo quien comentara que este presidente municipal era un ejemplo a seguir por su tesón y valentía para enfrentar grupos criminales, como quien consideraba un ‘suicidio’ su reiterado discurso contra los malhechores.
¿Qué dirán ahora las autoridades federales? ¿Insistirán en que estaba mal, porque lo conducente era abrir carpetas de investigación? ¡Bah!
Inseguridad latente
No hay elementos suficientes para admitir que la inseguridad en el país ha disminuido.
Éste es uno de los problemas que mucho lastiman a nuestra sociedad.
Sobre todo, cuando la perpetran quienes trasgreden el marco legal en la comisión de delitos del orden federal y del fuero común, impunemente o simple y llanamente para dejar constancia de sus alcances.
Dicho cáncer penetra hasta los rincones más apartados de la geografía nacional, pero, hasta hoy, las autoridades federales sólo han ofrecido pocos avances en su lucha contra el crimen organizado.
Conforme transcurre el tiempo, la delincuencia ha sentado sus reales y defiende a sangre y fuego los territorios ‘conquistados’, mientras que la Guardia Nacional no logra encontrar la fórmula para atenuar ese lastre que atenta contra individuos y familias, pues igual hay políticos involucrados con los facinerosos en varias regiones y en su disputa suelen cobrar venganza entre sí.
Las ciudades fronterizas y de la zona cañera, en Tamaulipas, como de varios municipios de Michoacán, sobre todo, son espacios de alto riesgo donde impera la ley de la selva, sin que se advierta poder humano capaz de establecer el orden sin que ocurra el derramamiento de sangre inocente.
En reiteradas ocasiones se ha comprobado que el hampa teje relaciones y logra penetrar las esferas encargadas de combatirla, lo que ha sido demostrado cuando se logra detener a facinerosos de alto rango, quienes muchas veces son servidores públicos en activo, lo fueron o sostienen relaciones de complicidad con los mandos encargados de la seguridad pública federal.
Todo ello daña la credibilidad hacia las instituciones federales encargadas de la seguridad, además de que sólo cifras alegres y pretextos escuchamos por doquier por parte de los encargados de combatir al hampa, que desafortunadamente avanza a pasos firmes en todo el país sin que logren detenerlo las autoridades responsables en la materia.
El caso más reciente que impactó a la sociedad, fue el asesinato del alcalde de Uruapan.
Obviamente, lo que queda en claro, es el móvil del atentado, dado que Carlos Manzo se puso en la mira de los criminales por su discurso.
En fin, lo mejor para los alcaldes, es no abrir la boca pidiendo ayuda federal.
Por Juan Sánchez Mendoza
Correo: jusam_gg@hotmail.com




