Como sucede cada vez que ocurre una tragedia, como las recientes inundaciones de octubre y el artero asesinato del alcalde Uruapan, Carlos Manzo, los miembros de la oposición política salen a la calle a despotricar contra el gobierno y a exigir la renuncia, en este caso de la presidenta Sheinbaum, pero cuando están en el poder guardan silencio.
He aquí algunos ejemplos:
Cuando mataron al candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio el 23 de marzo de 1994, ¿exigieron la renuncia de Salinas?, NO. Cuando murieron los 49 niños en el incendio de la de la guardería ABC el 5 de junio de 2009 en Hermosillo, sonora, ¿pidieron la renuncia de Felipe Calderón?, NO. Cuando desaparecieron a los 43 estudiantes de Ayotzinapa el 26 de septiembre de 2014, ¿demandaron la renuncia de Peña?, NO.
Cuando asesinaron a cientos de estudiantes el 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco, ¿reclamaron la dimisión de Díaz Ordaz? NO. Tampoco organizaron marchas de protesta, se quedaron callados cuando mataron al secretario general del PRI, Francisco Ruiz Massieu el 28 de septiembre de 1994 y el día que ultimaron al Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo el 24 de mayo de 1993 en Guadalajara.
¿Por qué ahora que asesinan al alcalde de Uruapan exigen la renuncia de la presidenta Sheinbaum?
Porque perdieron el poder. No les importan los asesinados ni los damnificados, sino lucrar con el dolor y la indignación de la desgracia y sacarle raja política. Demeritar al gobierno de la 4T, a Morena y a la presidenta, para convencer a los votantes de que apoyen el regreso del PRIAN al gobierno y que las cosas sigan como antes, el poder en manos de unos cuantos, condonar los impuestos a los ricos, suspender la ayuda a los pobres y reestablecer, con la ayuda de los Estados Unidos, la entrega de los recursos naturales a extranjeros.
Sin olvidar, por supuesto, la instauración del régimen de privilegios que impusieron al país a lo largo de 80 años.
La marcha de la Generación Z auspiciada desde el anonimato por los señores del poder del dinero es parte de la misma estrategia desestabilizadora.
Apoyada por la mayoría de los medios de comunicación.
Cuando las inundaciones del mes pasado sembraron muerte y destrucción en los Estados de Veracruz, Puebla, Hidalgo, Querétaro y San Luis Potosí, los reporteros exhibieron en vivo la crudeza de la catástrofe, sin embargo, una vez que llegó la ayuda del gobierno a los afectados, desaparecieron, ya no había motivo para criticar a las autoridades.
El alcalde asesinado, lo denunció antes de morir.
Cuando era diputado federal recordó al PRI y al PAN y en particular a Margarita Zavala que la tragedia empezó cuando Calderón le robó la presidencia a López Obrador. “La tragedia empezó-reiteró- en Michoacán el 11 de diciembre de 2006, cuando FCH militarizó el país, pero no para brindar seguridad a los ciudadanos sino para ser cómplice de los cárteles de la droga a los que sirvió a lo largo del sexenio”.
La mejor prueba, destacó el entonces legislador, es que el gobierno albiazul encargó la seguridad pública del país a Genaro García Luna, hoy preso en una cárcel de los Estados Unidos por los vínculos que tenía con el narcotráfico, y autorizó a través de la operación “Rápido y Furioso” entre 2009 y 2011 el contrabando de 2 mil 800 armas de alto poder fabricadas en en la Unión Americana a territorio mexicano que terminaron en manos de las organizaciones criminales.
POR. JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ CHÁVEZ
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