CIUDAD VICTORIA, TAM.- Don Blas levantó la cortina metálica como todos los días, en aquella ferretería en la periferia de la ciudad, en esa fresca mañana de noviembre. Con solo un cafecito con pan en la panza, el hombre de tez morena y canoso cabello ondulado (de ahí su apodo “el santanero”) empezó a mover cajas y botes para asear su negocio.
– ¡Buenas, don Blas! ¿cómo andamos? – saludó el Caminante. – ¿Que dice joven, que tal de chamba? – No pues gracias por lo de joven – respondió el vago reportero. – ¡O’i nomas! estos jóvenes de ahora, ¡ya nomas les salen canas y se sienten viejos! Usted todavía esta joven hombre, ya ni yo, míreme a mis 72 años todavía ando en chinga -respondió el ‘don’ soltando una carcajada – y dígame que le damos.
– Quiero un litro de thinner de primera y una brochita de una pulgada por favor, oiga ¿y cómo va el negocio?. Don Blas suspiró mientras buscaba el solvente en un anaquel y respondió levantando una ceja. – Pues déjeme decirle que sigue esto muy tranquilo, muy jodido, todo mundo anda muy gastado ya para estas fechas. – ¿Habrá sido por la Feria? – La Feria nomás nos vino a dar “la puntilla” porque todo el año ha estado muy difícil, muy bajas las ventas, muy bajas, la verdad yo pensaba que iba a estar mejor porque fue año electoral, y ya ve que luego los políticos se dejan caer como perro en bofe, pero esta vez nomas no se vio nada.
– Ah si, la elección judicial, pero ahí no hubo campañas, al menos no como en las elecciones presidenciales o del poder legislativo. – Si, ese fue mi error de ‘tanteo’, total que nomás no despegó la cosa, ahí por mayo maaaas o menos dio color, pero luego con las dizque graduaciones, el regreso a clases y la feria de plano se acaba el circulante
– ¿Y usted cree que se componga, don Blas? – En teoría si jajajaja, mire, ahora con el mentado buen fin, vuelve a haber dinerito, y aunque muchos le dan vuelo a las tarjetas y a los ‘meses sin intereses’ también hay quienes le hacen un ‘cariñito’ a sus casas, y pues ahí es donde entra mi changarro – explicaba el ‘viejón’. La conversación se vio interrumpida al llegar con Dámaso, un veterano de la construcción. – ¡Queabiduuuu! – saludó el albañil – ese mi santanero, tendrás por ahí una ‘plana’. – Claro que sí, ¿vas a estuquear mucho mi ‘flaco’? – Nomas unos parchecillos ‘negro’, ahorita solo ando sacando puras chambitas, puras ‘marranitas’ como dicen en mi rancho – dijo don Dámaso. – Ah mira, el amigo también es de El Mante. – Mucho gusto joven, ¿usted también le hace a la cuchara? – No, solo voy a pintar una puerta y pues vine por thinner – respondió el Caminante. – ‘Tons’ también andas con poca chamba flaco? – preguntó don Blas a don Dámaso. – ¡Uy ni que lo digas! por todos lados es la misma lloradera, mi sobrino vende limón y cebolla por arpillas en el centro y dice que están bien amoladas las ventas, ¡ah! y mi vecino el que vende ollas y triques por cambaceo, uy no ese esta peor, puras cansadas, y por el ‘feis’ nada de ventas, puros preguntones.
– Lo bueno que ya es el último tirón – dice el ‘Santanero’ – ya pa’ finales de este mes y principios de diciembre se viene lo bueno. – ¿Usted cree? – inquirió el escribidor periodista. – Tiene qué, dice m’ijo el que estudia administración, que así es el ‘ciclo económico’ y que pues con los aguinaldos y las cajas de ahorro se reactiva el flujo de efectivo. – ¡Ah que caray flaco! ¡hasta parece que sabes de lo que hablas! – dijo el ferretero soltando la carcajada. – ¡Ozzz! ya sabes negro, júntate conmigo jajajaja. – Oiga don Dámaso entonces hay que aprovechar lo más que se pueda la temporada buena ¿verdad? – Si joven, este mes o mes y medio hay que ‘ponerle turbo’ a la soba, porque luego viene la chingada cuesta de enero y ahí es donde todos andamos sonando bofos, aparte acuérdese que ya le pusieron mas impuestos muchas cosas, ¡ah y eso sin contar que ya no se puede andar de DiDi o Uber tranquilamente, ¡porque ya el estado quiere su tajada! – Si – dice don Blas – este gobierno ya mero nos cobra impuestos hasta por hacer caca. – Pero eso si, los pelagatos esos de los diputados ¡subieeeeendose el sueldo y perdonándose impuestos! al cabo que ellos mismos lo autorizan y mientras uno ¡partiéndosela a diario pa´sacar pa’ la papa! – criticó don Dámaso.
POR JORGE ZAMORA




