CIUDAD VICTORIA, TAM.- Después de varios meses en los que Tamaulipas logró mantenerse libre de sequía moderada, esta condición volvió a aparecer en una parte del norte del estado, particularmente sobre el municipio de Nueva Ciudad Guerrero, según revela el más reciente informe del Monitor de Sequía de México, elaborado por la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y el Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
El reporte, correspondiente al cierre de octubre, indica que el 0.5 por ciento del territorio tamaulipeco presenta ya sequía moderada, mientras que otro 27.5 por ciento enfrenta condiciones “anormalmente secas”, es decir, una etapa previa a la sequía meteorológica.
El resto del estado, equivalente al 72 por ciento, aún se mantiene libre de afectación.
Y en comparación con el penúltimo reporte, emitido a mediados de octubre, los indicadores muestran un ligero deterioro: entonces solo el 23.7 por ciento del territorio estatal se encontraba seco anormalmente y el 76.7 por ciento estaba libre de sequía.
El incremento en las zonas afectadas se atribuye a la disminución de lluvias durante las últimas semanas, especialmente en la frontera norte.
La sequía meteorológica se define como un periodo prolongado de tiempo con lluvias por debajo del promedio normal, lo que reduce la humedad del suelo y afecta los ecosistemas, la disponibilidad de agua en presas y pozos, y la producción agrícola.
Aunque puede parecer leve al inicio, si se prolonga, puede transformarse en sequía severa o extrema, con impactos económicos y sociales importantes.
En el caso de Tamaulipas, los municipios más vulnerables se localizan en la franja norte, donde las precipitaciones han sido escasas en comparación con otras regiones del estado.
Nueva Ciudad Guerrero aparece nuevamente bajo la categoría de sequía moderada, tras varios meses en que la entidad se mantuvo completamente libre de esa condición gracias a las lluvias registradas durante el verano.
La sequía anormal, por su parte, representa una fase de advertencia: aunque todavía no se observan daños severos, ya se presentan señales de estrés hídrico en la vegetación, en los cuerpos de agua y en la recarga de los mantos acuíferos.
Por lo que si las lluvias no se recuperan, el fenómeno puede intensificarse en cuestión de semanas.
Autoridades y especialistas mantienen vigilancia sobre la evolución del fenómeno, pues la temporada invernal suele traer consigo menor humedad atmosférica y escasas precipitaciones, lo que podría agravar el déficit de agua en algunas zonas rurales.
Por ahora, la mayor parte del territorio tamaulipeco se mantiene con niveles aceptables de humedad; sin embargo, el ligero repunte de la sequía es una señal de alerta sobre la vulnerabilidad climática del estado y la necesidad de seguir monitoreando las condiciones meteorológicas para prevenir afectaciones al campo y al abasto de agua en comunidades.
Por Antonio H. Mandujano




