Alejo Garza Tamez, empresario maderero de 77 años, murió el 14 de noviembre de 2010 al enfrentar solo a un grupo armado que intentó despojarlo de su rancho “San José”, ubicado en el municipio de Padilla, Tamaulipas.
Días antes del ataque, delincuentes le habían exigido entregar la propiedad. Le dieron un plazo para abandonarla. Garza Tamez rechazó la amenaza y decidió permanecer en el lugar.
La noche previa a los hechos, preparó una defensa improvisada dentro del rancho. Distribuyó armas y municiones en varios puntos de la casa, reforzó accesos y dejó listas posiciones de tiro. Era aficionado a las armas y tirador experimentado.
El ataque ocurrió durante la madrugada. Los agresores llegaron en varios vehículos y abrieron fuego contra la vivienda. Garza respondió desde el interior. Elementos navales documentaron después diversos impactos en paredes y ventanas, así como casquillos en distintos cuartos.
La Secretaría de Marina informó que, al llegar al sitio, encontró el cuerpo de Garza Tamez junto a una de las ventanas desde donde disparó. También localizaron armamento, municiones y evidencia de que la defensa se sostuvo durante varios minutos.
El caso generó atención nacional. Su muerte se convirtió en símbolo de la ausencia de autoridad en zonas rurales y del nivel de presión que enfrentaban propietarios y productores en regiones controladas por grupos criminales.
El rancho quedó asegurado por autoridades federales mientras se realizaban las investigaciones. No se reportaron detenciones relacionadas directamente con el ataque.
A casi tres lustros del hecho, la historia de Alejo Garza Tamez continúa citándose como ejemplo del deterioro de seguridad en el norte del país y de las decisiones extremas que la violencia obligó a tomar a muchos ciudadanos.
Por Redacción




