El campo envejece, y no solo por la maquinaria antigua que todavía se utiliza para producir alimentos, sino también porque las manos que labran la tierra pertenecen en su mayoría a agricultores que superan los 50 años.
La falta de interés de las nuevas generaciones por tomar el relevo ha profundizado un fenómeno que amenaza la continuidad de la principal actividad productiva de la región, la agricultura.
Factores como la migración, la baja rentabilidad de la agricultura, las pérdidas materiales y económicas por siniestros de sequías y el deseo de mejorar su calidad de vida a través de la educación han llevado a que la actividad agropecuaria quede prácticamente en manos de adultos y hasta de adultos mayores, la juventud rural ha optado por buscar un futuro lejos de los surcos, mientras los productores siguen esperando un respiro económico y apoyos oficiales que no llegan.
“El campo y los campesinos se hicieron viejos, no hay un cambio generacional, nuestros hijos ya no se interesaron en la agricultura, y no los culpamos porque queremos un mejor futuro para ellos, no es fácil trabajar la tierra de sol a sol, o deshacerte de tus bienes para producir alimentos y luego no encontrar mercado porque está saturado de importaciones, y cuando lo hay es con precios condicionados, de risa”, expresó Andrés Martínez, agricultor de la zona.
A esta realidad se suma lo expuesto por Aurelio Hernández Jiménez, presidente de la Asociación de Productores “Herzafer”, quien estimó que al menos el 70 por ciento de quienes trabajan las parcelas tienen 50 años o más, y señaló que muchos productores soñaron con heredar a sus hijos la responsabilidad de mantener viva la agricultura local, pero poco a poco han tenido que aceptar que ellos han decidido forjar su futuro lejos del tractor y sus implementos agrícolas.
Francisco Gálvez Medrano coincidió en que la falta de políticas agrícolas efectivas ha debilitado la productividad y la competitividad del campo, pero también subrayó que las nuevas generaciones no encuentran motivos para mantenerse en una actividad donde prevalecen la incertidumbre, los bajos precios y la ausencia de apoyos del gobierno.
“Los jóvenes ya no quieren continuar con la actividad agrícola, la situación del campo los desanima desde temprano”, expresó. A la par de la maquinaria obsoleta, algunos implementos con más de dos o tres décadas de uso, también envejecen quienes la operan, los productores insisten en que la agricultura es una vocación natural del país y que es urgente generar estrategias que hagan rentable y atractivo el trabajo en el campo.
También dejan en claro que, aspiran a que el relevo generacional no surja por compromiso, sino por la certeza de que la tierra puede ofrecerles un futuro digno a los jóvenes rurales que hoy se alejan del campo sin importar que la agricultura ha sido por generaciones la columna vertebral económica y cultural de sus ancestros.
En un estudio de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) se reporta que cerca del 59 % de los productores agrícolas y ganaderos en México tienen más de 50 años de edad. De acuerdo con la Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) / análisis sectorial: aproximadamente 38.6 % de los productores rura – les tienen más de 60 años de edad.
POR RAMIRO ORTEGA
EXPRESO-LA RAZÓN




