Juvenal Hernández Llanos es un personaje político que le debe casi toda su carrera al PRI de Altamira. Pues gracias al tricolor y a su compadrazgo con el cacique Juan Genaro de la Portilla Narváez (aunque hay que reconocer que es un cacique que fue muy querido y apreciado, que hiciera muchas colonias; lo malo es que muchas de ellas fueron en lagunas y ahora se inundan. Pero la raza lo quiso mucho, aunque ahora ya nadie se acuerda de él), por su amistad con este personaje, Juve , fue síndico, tesorero y hasta presidente municipal durante el trienio 2005–2008.
Después, don Juve fue parte de los que traicionaron y se olvidaron de que le juraban amor eterno al Revolucionario Institucional y al ver el declive del PRI se fueron al PAN, donde su esposa, doña Alma Laura Amparán, fue alcaldesa durante seis años.
Hace cuatro años, don Juve buscó la candidatura por Morena, pero no la logró. Tiene varios años en la banca, pero se le nota que tiene ganas de repetir en las arcas de Altamira.
Aunque, en las campañas del 2024, don Juve recibió en su casa al excandidato al Senado, Geño Hernández, dando a entender que se sumaría al Partido Verde Ecologista, pero al parecer esto no se concretó y se quedó chiflando en la loma.
Ahora que César Verástegui, el TRUKO, pareciera que va a tomar las riendas del PAN como uno de los dirigentes, se suponía que la amistad que tiene este cuate con don Juvenal lo estaría calmando y regresando a las filas de los panuchos, pero esto no ha sido así.
Por el contrario, Juvenal sigue buscando el partido en el que se va a refugiar para estar, seguramente, jugando en el 2027.
Don Juve es un político con mucho colmillo y llamó mucho la atención que “casualmente” se dejara ver públicamente en un video tras terminar la reunión de un nuevo partido político que llevará las siglas CSP, que significa Construyendo Solidaridad y Paz, aunque su nombre legal es Construyendo Sociedades de Paz, A.C.
Las piezas del rompecabezas empiezan a moverse rumbo al 2027, que pareciera muy lejano, pero la raza ha empezado a tejer la red para buscar una candidatura.
Y genera ruido que todo pareciera apuntar a que don Juvenal cambiará nuevamente de partido, pues es prácticamente el único exalcalde que todavía conserva su power político y que tiene el varo para poder buscarla nuevamente.
Además, es un tipo bonachón y muy negociador; sabe perfectamente que el dinero no es para tenerlo escondido bajo el colchón en la temporada de campañas, y que sirve para hacer muy felices a las líderes de la ciudad.
Y, además, en su corazoncito político trae la espinita bien guardada de querer repetir. Eso no hay que preguntárselo: eso se ve y se nota.
Solo hay que ver qué le parece a la raza que después de estar en el PRI como alcalde, pasar al PAN con su esposa como alcaldesa, y sus coqueteos con Morena y el Verde Ecologista, y que ahora busque asilo en el nuevo partido CSP, que no tiene nada que ver con Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta de la República; es sólo mera coincidencia.
Y EL CHAPULÍN DE DAVID VALENZUELA BARRIOS: TAMBIÉN SE VA AL CSP
El presidente estatal que terminó de enterrar al Partido de la Revolución Democrática en Tamaulipas (PRD), David Valenzuela Barrios, también se sumó al CSP.
Ya todo mundo sabe que está coqueteando para estar al frente de la dirigencia del Comité Municipal.
Pero si ya saben que este chavo no da buenos resultados, ¿para qué lo invitan? Apenas en septiembre del 2024 se confirmó que el partido del Sol Azteca quedaba sin registro, y a menos de un año ni luto le guardó y ya anda coqueteando con otro partido.
Imagínese: en la pasada contienda fue candidato a la alcaldía de Altamira, donde quedó en tercer lugar, pero con una brecha garrafal y vergonzosa, pues Armando Martínez obtuvo más de 60 mil votos y el “Junior” Valenzuela apenas llegó a los 4,203.
Por lo que solo le alcanzó para que dejaran en el Cabildo una regiduría; casualmente, en esa posición estaba su mamá, la actual regidora Leticia Barrios.
O sea, al ubicar a su mamá en la primera posición queda claro que David Valenzuela Barrios jugó a perder y, obviamente, perdió… y muy feo en las urnas.
¡No se vale chillar!




