Hay heridas que no vienen de los hombres, pero sí del entorno que ellos mismos construyeron. Golpes que no se ven, pero duelen por igual: miradas que juzgan, comentarios que minimizan, competencias que nunca pedimos, pero que hicimos nuestras.
Es la violencia horizontal: la que ejercemos las mujeres entre nosotras como consecuencia de un sistema que nos enseñó que solo algunas pueden brillar, que el éxito es escaso y que la otra es rival y no aliada.
Pero la sororidad, la verdadera, no es una moda ni un hashtag. Es un acto político, del dominio público. Es reconocer que la otra no es tu amenaza, sino un reflejo. Es lo que el sistema busca que ignoremos, porque si nos vemos, si nos reconocemos, entonces cuestionamos las fuerzas patriarcales que nos quieren divididas.
La violencia horizontal aparece en comentarios que descalifican, en burlas normalizadas, en reproducir estereotipos que nos oprimen a todas. Nos lastima y nos divide; es exactamente lo que el patriarcado necesita para sostener su estructura de dominio.
Entre mujeres también existe el machismo: desde juzgar a otra por no asumir el rol maternal “como debe ser”, hasta desacreditar la voz de la que alza la mano o excluir a la que piensa distinto. Esa violencia no nace de nosotras: nace de un sistema que nos quiere pequeñas, enfrentadas y ocupadas compitiendo, no cuestionando ni sumando esfuerzos para derrumbarlo.
La sororidad es política cuando defendemos incluso a quienes no conocemos, cuando levantamos la voz frente a cualquier ataque mediático o institucional, cuando abrimos camino para que más mujeres puedan llegar y cuando dejamos atrás la idea de que solo una puede brillar para apostar, de verdad, por TODAS.
La competencia entre mujeres no es natural; es aprendida y asimilada de manera sistemática. Y si fue aprendida, como toda acción cognitiva, puede reconfigurarse. Para mantenernos fuertes y juntas. De seguir divididas, el patriarcado triunfa, conserva el poder y nos mantiene sumisas.
La sororidad no nos quita nada: nos devuelve todo lo que el sistema nos arrebató.
Por Daniela Plata Flores
Coordinadora electa de la Red de Periodistas con Visión de Género Victoria
dplataf4@gmail.com




