TAMPICO, TAMAULIPAS.- Un total de 18 personas con VIH fallecieron durante el año en la zona sur de Tamaulipas debido a diagnósticos tardíos o abandono del tratamiento.
La dra. Leticia Balderas Argüello, directora de Capasits informó que varios pacientes llegan en etapa avanzada, cuando el sistema inmunológico ya está severamente deteriorado.
La especialista explicó que muchos casos se detectan hasta que aparecen infecciones oportunistas como tuberculosis, toxoplasmosis o neumonías graves, situaciones que elevan el riesgo de muerte.
Algunos usuarios , comentó que suspenden su terapia antirretroviral y regresan cuando ya presentan complicaciones que comprometen su vida.
Balderas comentó que los fallecimientos incluyen pacientes jóvenes, entre ellos un caso reciente de 25 años que nunca obtuvo un diagnóstico oportuno.
El VIH es un lentivirus que deteriora lentamente los linfocitos CD4, sin síntomas evidentes durante años.
El tratamiento, dijo que permite mantener carga viral indetectable y evitar transmisión
Aunque insistió en que la clave sigue siendo realizarse pruebas oportunas.
La dra. consideró indispensable reforzar campañas de detección, consejería sexual y uso de preservativo para evitar nuevos contagios.
La directora reiteró que conocer el estatus serológico es la principal herramienta para evitar muertes prevenibles.
Afirmó que, con tratamiento constante y supervisión médica, la expectativa de vida de una persona con VIH puede ser casi igual a la de cualquier persona sin infección.
MIL 600 EN TRATAMIENTO
Actualmente un estimado de mil 600 pacientes reciben tratamiento en la región sur de Tamaulipas, provenientes de Tampico, Ciudad Madero, Altamira y municipios vecinos.
Explicó que estos usuarios mantienen seguimiento regular y acceso a terapias antirretrovirales que permiten controlar eficazmente la infección.
Balderas indicó que la mayoría de las personas en tratamiento acude cada tres o seis meses para estudios de carga viral y CD4, lo que permite ajustar medicamentos y verificar adherencia. Aseguró que mantener este control es fundamental para evitar abandono, complicaciones graves o riesgo de transmisión.
Por. José Luis Rodríguez Castro – La Razón




