CIUDAD VICTORIA, TAM.- En una esquina que hoy parece transitada, pero que hace 18 años era puro zacate y soledad, Doña Guillermina Mendoza inició sin saberlo uno de los negocios más queridos de la ciudad: Churros Mendoza, un punto obligado para quienes buscan sabor, tradición y calidad hecha a mano.
La historia comenzó en 2017, cuando los gastos del hogar apretaron y su esposo propuso emprender algo nuevo. Guillermina ya vendía flan cakes y fresas con crema —de hecho, asegura que fueron los primeros en vender crema en Victoria—, pero los costos subieron y las ganancias bajaron. Entonces, llegó la idea: churros, algo que no existía de manera fija y artesanal en la ciudad.
Sin redes sociales y sin referencias locales, buscaron un carrito y una máquina en los anuncios del periódico. Viajaron hasta Tampico, la compraron y arrancó una etapa intensa de prueba y error. Cada fin de semana, durante medio año, Doña Guillermina hacía churros que no salían bien, los regalaba a los vecinos y volvía a intentar. Hasta que finalmente consiguió el churro perfecto, el que la gente conoce hoy.
“Solamente pensamos en hacer un producto de calidad… y por eso sigo”, afirma con orgullo.
De la Plaza del 15 a su esquina de siempre
Antes de llegar a su actual ubicación —en un sector que hoy frecuentan más familias—, Doña Guillermina vendía en la Plaza del 15 y en eventos como el estadio. La zona donde hoy está instalada estaba casi vacía: no había Guadalajara, no había comercios, solo el Oxxo, el Conalep y mucho monte. Aun así, apostó por ese rincón y el tiempo le dio la razón.
Vende de septiembre a abril, la temporada fresca ideal para el antojo.
El legado familiar
Su hijo, Jorge Mendoza Herrera, ahora muy conocido en el 15 Berriozábal, creció entre harinas, cremas y churros. Con las ventas familiares se pagó sus estudios y hoy es contador público titulado. Su hija también estudia informática, y todo —como recalca Doña Guillermina— fue posible gracias al negocio.
25 sabores y cero churros recalentados
Si algo distingue a Churros Mendoza es que todo se hace al momento. Nada de churros viejos, nada de recalentados.
Entre sus 25 sabores destacan Nutella, cajeta, chocolate, fresa, blueberry, queso crema, mazapán y rompope. Los favoritos del público: Nutella, chocolate y cajeta.
El proceso es artesanal: se llena la máquina con masa, se forma el churro, se fríe, se pasa al azúcar y se prepara con el sabor elegido. Todo por 30 pesos.
Además, atiende eventos y pedidos especiales, incluso para instituciones como el DIF Municipal.
Un negocio que sabe a esfuerzo
Churros Mendoza no solo llenó de aroma dulce a una colonia, también sostuvo un hogar, pagó estudios, creó una tradición y ahora forma parte del sabor urbano de Victoria.
Doña Guillermina agradece a sus clientes y asegura que seguirá mientras la vida se lo permita:
“Gracias a Dios hemos sido bendecidos… y gracias a nuestros clientes”.
Horario: 4:30 pm a 10:30 pm
Facebook: Churros Mendoza
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