CIUDAD DE MÉXICO.- El Zócalo se llenó con más de 600 mil personas en un acto donde el ambiente festivo, las consignas y la presencia del gabinete marcaron la escena, pero el mensaje político más claro no vino del templete sino del reacomodo silencioso en las primeras filas.
Adán Augusto López, Alejandro Esquer y Andrés Manuel López Beltrán reaparecieron al frente tras meses en segunda línea, un movimiento que devolvió a los tres al círculo cercano de la presidenta y que encendió interpretaciones sobre el nuevo orden interno en la 4T.
En contraste, Ricardo Monreal y Sergio Gutiérrez Luna quedaron relegados al fondo, sin acceso a la antesala ni a las sillas de honor, un mensaje directo sobre el lugar que ocupan hoy dentro del partido y una señal que no pasó desapercibida entre operadores políticos.
Sheinbaum centró su discurso en defender los avances de la 4T, habló de salarios, reservas históricas y reducción de homicidios, y denunció campañas sucias y uso de bots, mientras la plaza respondía con consignas de apoyo que reforzaron el cierre de filas.
La presidenta también subrayó la reforma al artículo 40 que rechaza toda injerencia extranjera, una línea que desató una ovación masiva y que buscó anclar su narrativa de soberanía en un momento donde el entorno político y mediático sigue en tensión.
El evento cerró con vivas a México, pero la lectura política quedó en la foto, quienes volvieron a la primera fila y quienes no, porque en la 4T las sillas pesan, los gestos cuentan y cualquier movimiento, por discreto que parezca, ordena las fuerzas hacia el 2026.
POR STAFF




