7 diciembre, 2025

7 diciembre, 2025

Tamaulipas en la antesala de una nueva Sequía Extrema (D3)

El comportamiento observado en la cuenca del Río Bravo, que comparte hidrología con la frontera tamaulipeca, es un presagio preocupante.

TAMAULIPAS, MÉXICO.- Las alarmas hídricas se han vuelto a encender en Tamaulipas y es que a pesar de la esperanza que trajeron laa lluvias en la temporada de ciclones 2025, la realidad climatológica ha dado un revés al estado: la sequía no solo persiste, sino que se intensifica rápidamente en la región norte y ya avanza peligrosamente hacia el Valle de San Fernando.

Por lo anterior, se perfila un escenario donde el regreso de la Sequía Extrema (D3) parece inminente si la tendencia actual se mantiene.

Según el último reporte del Monitor de Sequía de México (MSM), con corte al 30 de noviembre de 2025, la evolución del fenómeno ha sido desfavorable para la entidad.

Y es que mientras que en otras regiones del noroeste del país las lluvias de los frentes fríos 15, 16 y 17 lograron reducir la sequía, en Tamaulipas ocurrió lo contrario: las áreas con sequía de moderada a severa se incrementaron, evidenciando una resistencia crítica del fenómeno en la franja fronteriza y costera central.

Radiografía de la crisis

Las cifras oficiales de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) son contundentes y revelan un deterioro progresivo.

Al cierre de noviembre, el 18.6% del territorio tamaulipeco se encuentra bajo condiciones oficiales de sequía y este porcentaje se desglosa de la siguiente manera:

Un 15.0% del estado padece Sequía Moderada (D1).

Un 3.6% ya ha escalado a Sequía Severa (D2).

Adicionalmente, un 10.4% se mantiene en condiciones Anormalmente Secas (D0), la antesala técnica de la sequía.

Aunque el 71.0% de la entidad se reporta «sin afectación», este dato resulta engañoso si no se contextualiza geográficamente: la crisis está focalizada y agudizándose en los polos productivos del norte y el Valle de San Fernando, donde los mapas de calor muestran la concentración de las anomalías.

Impacto municipal y sectorial

La situación es palpable a nivel local, pues de los 43 municipios del estado, 10 ya presentan condiciones de sequía (categorías D1 a D4), lo que representa el 23.3% de las alcaldías de la entidad.

La gravedad radica en la intensidad: de estos diez municipios afectados, cinco ya sufren los estragos de la Sequía Severa (D2), mientras que los otros cinco se mantienen en Sequía Moderada (D1).

Además, existen tres municipios más catalogados como anormalmente secos, que podrían sumarse a la lista de crisis en el próximo reporte.

El tipo de impacto que golpea actualmente a esta región está clasificado como «S» (Corto Periodo), lo que implica un daño directo y acelerado (típicamente menor a 6 meses) sobre las actividades fundamentales de la zona: la agricultura y los pastizales.

Esto pone en jaque el ciclo agrícola del distrito 025 y también del Valle de San Fernando, conocido como el granero del estado, y presiona a los productores principalmente agrícolas del norte.

El riesgo del retorno a la categoría D3

El comportamiento observado en la cuenca del Río Bravo, que comparte hidrología con la frontera tamaulipeca, es un presagio preocupante.

En dicha cuenca, la sequía ya ha alcanzado niveles de Sequía Extrema (D3) en un 1.6% de su territorio (entre el norte de Chihuahua y el norte de Coahuila) y Sequía Excepcional (D4) en un 0.4%.

Dado que la mancha de sequía severa (D2) en Tamaulipas se ha expandido en la última quincena, la transición de D2 a D3 es el siguiente paso natural si las precipitaciones continúan por debajo del promedio.

Ante este panorama, la región norte y el Valle de San Fernando enfrentan un cierre de año crítico, donde la falta de humedad no solo amenaza con repetir los episodios de crisis hídrica del pasado reciente, sino con instalarlos nuevamente bajo la etiqueta de «desastre» si la sequía extrema vuelve a tocar tierra tamaulipeca.

Por. Antonio H. Mandujano

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