8 diciembre, 2025

8 diciembre, 2025

El PAN porteño debe alejarse del cabecismo

A BARLOVENTO/ TOMÁS BRIONES

Si el Partido Acción Nacional (PAN) quiere aumentar sus posibilidades de regresar al gobierno municipal en Tampico en el corto plazo, debe mantener distancia del cabecismo residual y volver a los liderazgos locales.

Uno de los principales objetivos del Partido Acción Nacional (PAN) en Tamaulipas es el regreso al poder en los municipios que son políticamente más importantes y emblemáticos. De ahí, gradualmente tendría que avanzar nuevamente como lo hizo en 2016.

Tampico es, en este contexto, el que más interesa porque, históricamente, el puerto es el punto en donde el partido blanquiazul comenzó en Tamaulipas, fue su último bastión importante hasta el año pasado y, además, concentra a la militancia más arraigada.

Por si fuera poco, los resultados de los dos últimos gobiernos municipales encabezados por Chucho Nader fueron reconocidos a nivel nacional por los altos índices de aprobación ciudadana, por la eficiencia en la prestación de servicios públicos y por el manejo financiero.

Inclusive, Nader destacó a nivel nacional cada mes durante casi sus dos trienios como el alcalde mejor evaluado, de acuerdo con las mediciones de Consulta Mitofsky, lo que se agregó al hecho de que desde entonces y hasta el fin de su gobierno, Tampico apareció en el top 5 de las ciudades más seguras del país, ocupando varias veces el primer sitio.

El próximo año se cumplirán 30 del triunfo del empresario Diego Alonso Hinojosa Aguerrevere como alcalde, cuando el PAN le arrebató Tampico al PRI, que llevaba al también exalcalde y empresario Álvaro Garza Cantú.

Desde ahí, y luego con Arturo Elizondo Naranjo y después con Jesús “Chucho” Nader, el PAN dejó constancia de gobiernos diferentes a los del PRI, partido que dejó de gobernar el puerto en 2018. Bueno, el PRI, no los priístas, porque eso es otra cosa.

Las circunstancias políticas de Tamaulipas cambiaron de un sexenio a otro, pues, de un gobernador gris y retraído como Egidio Torre Cantú, a un intenso Cabeza de Vaca, el PAN ganó las presidencias municipales de los principales municipios del estado, siendo los de la zona conurbada de Tampico el bloque más fuerte.

En esa coincidencia partidista entre los ayuntamientos de Tampico, Ciudad Madero y Altamira en la primera parte del sexenio, el PAN tuvo episodios de fortaleza focalizada, pues, a nivel estatal, el partido fue prácticamente secuestrado por la cofradía cabecista que puso ahí a Luis René “El Cachorro” Cantú y a otros dirigentes que no trascendieron.

En el caso de Tampico, la dirigencia municipal se renovó recientemente y, el jueves, asumió la nueva presidenta, Beatriz Rodríguez Tarabelsi, quien lo hizo con el reto de trabajar para conseguir que el PAN regrese al gobierno local.

Su antecesora, la exregidora y exdiputada local Nora Gómez, destacó por la ausencia de trabajo partidista, por la lejanía con los militantes, la carencia de visión política, la consecuencia de la inexperiencia y, obviamente, de la falta de interés para hacer una labor a la altura de las administraciones municipales recientes.

Si la señora Gómez hubiera enfocado su interés y hecho esfuerzos mínimos para responder a las expectativas que generó su llegada al partido, otra sería la situación que enfrenta la nueva dirigencia municipal.

Pero, en el terreno y las circunstancias prevalecientes, debe trabajar Beatriz Rodríguez, quien tiene un enorme reto que empieza por lograr la reunificación de los grupos de panistas que decidieron darle su confianza a la opción representada por Liz Aldape.

La reintegración a las actividades del partido, el acercamiento con la militancia olvidada por la señora Gómez y un plan de trabajo partidista que empiece por la reconstrucción de su estructura territorial serán la parte principal en la estrategia de fortalecimiento.

Una vez logrado eso, entonces puede pensarse en que el PAN está listo para dar la pelea en 2027 y tener posibilidades de regresar porque los tampiqueños reconozcan que puede ofrecer gobiernos eficientes, porque hasta ahora, la principal ventaja del blanquiazul son los personajes que siguen siendo bien evaluados por la gente.

Otro reto es, incuestionablemente, poner distancia del cabecismo y la cofradía que sigue controlando el partido a nivel estatal, pues está más que confirmado que, aunque se hicieron nuevamente de la mayoría en el Consejo Estatal y están usando al PAN como instrumento de confrontación sin posibilidad de diálogo y acuerdos, los cabecistas no suman apoyos, al menos en el sur.

La nueva dirigencia de Acción Nacional en Tampico tendrá que saber restaurar la unidad interna, lograr consensos entre los grupos locales y saber aprovechar la buena imagen de sus personajes más conocidos actualmente —Chucho Nader, Pepe Schekaibán, “Mon” Marón, Rosa González Azcárraga— para impulsar su regreso.

También está el área de oportunidad de promover la participación de más mujeres, pues aún son pocas quienes deciden entrarle directamente a competencias internas y elecciones constitucionales, por el motivo que sea.

Acción Nacional ha mostrado en los últimos 30 años que cuenta con cuadros valiosos y capaces para asumir cargos importantes, pero también padece lo mismo que otros partidos, incluyendo a Morena: muchas veces, las ambiciones personales se imponen a los intereses colectivos y eso, a final de cuentas, tiene consecuencias negativas para el partido.

En el caso de esta nueva etapa, con dirigencia renovada, creo que muchos comparten la idea de que el PAN porteño debe mantener distancia del cabecismo y reconocer que la militancia en la ciudad tiene identidad, visión y liderazgo propios, en figuras locales que tienen mucho mejor imagen y aprobación que quienes todavía integran la cofradía de los cuernos.

Después de un período gris e intrascendente de la anterior dirigencia municipal del partido en Tampico, lo que ahora viva el blanquiazul será notado por la gente, observado por la militancia y tomado en cuenta por los actores políticos, si se sabe definir un plan que tenga como base la exclusión de la influencia cabecista y la vuelta a la identidad panista tradicional del puerto.

No significa que deba transigir con todo, pero quizá evitar confrontaciones directas y estériles como las que acostumbra Ismael, el diputado faltista y aún controlador del partido a nivel estatal, le puede ayudar al PAN porteño en este reto de trabajar en su regreso al poder municipal.

Por. Tomás Briones

abarloventotam@gmail.com

Facebook
Twitter
WhatsApp

DESTACADAS