CIUDAD MADERO, TAMAULIPAS.- En la parte trasera del mercado 18 de Marzo, entre aromas de pollo rostizado y el ir y venir de los compradores, Ana Karen Santa María Martínez acomoda con paciencia las figuras que desde hace 13 años le dan vida a su diciembre: pesebres, animales, casitas y pequeños ángeles de yeso que esperan una nueva sala donde anunciar la temporada.
Armar un nacimiento —dice— no tiene por qué ser un lujo. “Con unos 500 pesos ya te llevas un pesebre mediano, completo: María, José, el Niño Dios, el ángel, los Reyes y unos animalitos”.
No será enorme, aclara, pero luce bonito en cualquier hogar que gusta celebrar la Navidad.
Hay piezas para cada presupuesto. Las más pequeñas, cuestan 5 pesos: pescaditos, tinajas, detalles que transforman una mesa invernal en un paisaje bíblico.
El heno, eterno acompañante, ronda los 30 pesos, mientras que el musgo —todavía húmedo, verde— se vende a partir de 50.
Lo más caro son las casitas, que pueden superar los 800 pesos cuando son grandes, aunque este año esas ya volaron: sólo quedan medianas.
A pesar del clima cálido que ha dominado estos días, Ana Karen reconoce que las ventas sorprenden. “La gente trae espíritu”, dice con una sonrisa mientras acomoda la figura de un camello que sobrevivió a los dedos curiosos de la mañana.
Su puesto, ubicado sobre la calle 13 de Enero, abre de ocho de la mañana a seis de la tarde. Ahí, entre Reyes Magos que esperan su peregrinaje y elefantes que completan colecciones familiares, los clientes encuentran prácticamente todo. Y si algo falta, añade, “lo encuentran ahí adentro, con mis compañeros. El sol sale para todos”.
Por. José Luis Rodríguez Castro




