13 diciembre, 2025

13 diciembre, 2025

De posadas a posadas…

VIDA DIARIA / ROSA ELENA GONZÁLEZ

Anteriormente las posadas decembrinas eran más de celebración de culto en comunidades religiosas donde las familias recibían al NIÑO JESUS y pasaba de generación en generación.
Seguramente las personas que andan en el sexto piso, y más arriba, recordaran que en su niñez asistieron a ese tipo de posadas que, tal y como la tradición lo indicaba, iniciaban el día 16 y terminaban el 24 de diciembre. La religión católica les recuerda y en muchos hogares e iglesias aun las celebran de esa manera.
Cierto es que hoy no solo los católicos, hasta ateos celebran posadas, pero ya ni posada piden, de rezar el rosario mejor ni hablamos, y es que en estos tiempos las posadas navideñas son más de fiesta, diversión, regalos, hasta excesos alimenticios y de alcohol, que devoción.

Son tiempo de posadas, pero al menos en la ciudad ya poco vemos la representación con peregrinos y las rezanderas que llevan el niño DIOS de casa en casa y donde quien lo recibe ofrece a los niños que acompañan la procesión golosinas y se reza el rosario. 

Recordemos que en los rosarios se recuerda el viaje de la sagrada familia desde Galilea hasta Belén, donde el señor SAN JOSÉ acompañaba amorosamente a la Santa Virgen MARÍA quien en su vientre llevaba a JESÚS DE NAZARET. 

Lamentablemente ahora poco se reza, el consumismo ha invadido hasta los lugares con más tradición de nuestro país, en las posadas casi nadie realiza la procesión, el recuerdo del caminar de MARÍA y JOSÉ hasta llegar a Belén pidiendo posada. 

Y es que ahora nos preocupamos más por ver qué nos regalarán, o qué regalaremos, contratar el karaoke y el atuendo que nos pondremos, la comida que degustaremos, con qué brindaremos y hasta con quienes brindaremos.

Todo está bien, la diversión y olvidar los problemas diarios es bueno, lo malo es cuando se cae en excesos, se omiten prioridades por atender banalidades, no es que se quiera ser aguafiestas, todo con medida se disfruta mejor. 

Disfrutar de las posadas con procesión es nuestra tradición y en ellas siente paz y emoción, claro que también es agradable tener diversión, pero todo debe ser con moderación, acercarse más a la divinidad, evitar los gastos superfluos y tener momentos de reflexión. 

Claro que, con las posadas, por lo general, quienes disfrutan más son los comerciantes, pues es temporada propicia para que hagan su agosto en pleno diciembre, aquí también tenemos que poner atención, en ocasiones los grandes gastos no significan diversión, felicidad o satisfacción. 

Más que grandes gastos en estos tiempos difíciles, aprovechando el recuerdo del nacimiento de JESÚS, los mexicanos deberíamos hacer una reflexión, refugiarnos un poco en la gracia de DIOS, pedir por la gente buena y por los que no lo son tanto también. 

La tradición dice que en las posadas se debe de romper piñatas para que con ello terminen los males, pues bien, en ese intento, es tiempo de apalear la piñata con el mal que se encuentra dentro y que ha llenado de tristeza y desesperación a muchas familias mexicanas y al resto de los mexicanos nos tiene en la desesperanza y desilusión. 

Es momento de terminar con la piñata y sus siete picos que significan los siete pecados capitales, la soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza. 

Contrarrestarlos todos los males con amor, humildad, generosidad, paciencia, caridad, amistad. Disfrutemos diciembre y sus posadas con diversión sí, pero también con devoción y precaución.

POR ROSA ELENA GONZÁLEZ

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