CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- Ayer fue oficialmente inaugurada la escultura monumental de la Virgen de la Misericordia, en El Chorrito, municipio de Hidalgo.
A partir de este día, Tamaulipas cuenta con un nuevo espacio de paz, fe y espiritualidad que contribuirá a fortalecer la unidad, la fraternidad y la esperanza, expresó El gobernador Américo Villarreal Anaya.
Acompañado por la doctora María de Villarreal, presidenta del Sistema DIF Estatal, y del obispo de la Diócesis de Victoria, monseñor Óscar Efraín Tamez Villarreal, y ante miles de asistentes que llegaron para admirar la imagen que se erige imponente en el corazón de la Sierra Madre, el gobernador hizo un llamado para demostrar que Tamaulipas es un pueblo que camina en unidad.
«La nueva imagen de la Virgen, más que una obra, es un símbolo renovado de la identidad espiritual de Tamaulipas; representa la fe de miles de personas, la esperanza de un pueblo noble y la fraternidad que nos permite caminar juntos», dijo, al cortar el listón inaugural y depositar una ofrenda floral al pie de la obra de más de 30 metros de altura.
Agregó que Tamaulipas es hoy un estado distinto, en donde la transformación que se está construyendo no solo se ve en las obras, sino que se siente en la vida diaria de las personas.
«Hoy aquí en El Chorrito somos testigos de cómo esos valores se fortalecen y dan nueva vida a esta región», expresó.
Y agregó: «Esta obra no es solo una intervención arquitectónica, es una manifestación viva del humanismo mexicano que reconoce que la transformación de un estado implica también el fortalecimiento de sus valores más profundos: la fe, la unidad, la fraternidad y la esperanza», añadió.
En su mensaje, Villarreal Anaya hizo un reconocimiento a la escultora Elizabeth Pesquera Caballero y a todos los que hicieron posible esta majestuosa imagen, así como a los pobladores de la región y al trabajo conjunto entre gobierno, autoridades municipales, comunidad e iglesia.
«Que esta obra siga inspirando la esperanza y la unidad de nuestro pueblo; que esta imagen bendecida sea para todos un recordatorio de que nunca estamos solos y que la esperanza y fraternidad de Tamaulipas continúe siendo la luz que transforma la vida de nuestro pueblo», puntualizó.
La bendición de la imagen monumental estuvo a cargo del obispo Óscar Efraín Tamez, quien posteriormente ofició una misa en la que expresó su deseo de que la nueva imagen contribuya a que este lugar sea un santuario más grande, al que visiten cada vez más peregrinos.
En el evento se contó con la presencia del sacerdote Rogelio Colunga García, párroco del Santuario de El Chorrito; fray Salvador Paniagua Baeza; el alcalde de Hidalgo, Praxedis Guajardo Reyna, y la señora Nancy Guadalupe Rocha Ramírez, presidenta del Sistema DIF municipal, así como presidentas y presidentes municipales de la región y funcionarios estatales.
Una obra de arte
ITAVU convocó a la escultora Elizabeth María de Fátima Pesquera para desarrollar propuestas de la pieza, trabajo que finalmente asumió por completo.
El diseño inicial contemplaba una Virgen hueca y transitable, pero el costo de la estructura hizo inviable el proyecto. Pesquera eligió acero como material definitivo por su capacidad para crear pliegues definidos y superficies que cambian con la luz solar. La meta: una figura moderna que respetara la iconografía religiosa tradicional.
La estructura se construyó sobre una tridilosa como base, utilizando ampliación por punto para trasladar con precisión las medidas desde la maqueta hasta la escala monumental. Cada plano, borde y vértice se resolvió mediante cálculos exactos y control riguroso.
El proceso consistió en ubicar puntos en el espacio y revestirlos con lámina metálica. El equipo empleó reglas de gran tamaño, líneas láser y varillas para determinar inclinaciones exactas. Cada pieza es única y requirió soldadura especializada para mantener la forma integral.
Un fenómeno inesperado definió el acabado final: el rostro y las manos adquirieron tonalidades oscuras sin tratamiento intencional, convirtiendo la escultura en una representación natural de la Virgen morena.
El principal obstáculo fue la estructura interna. Se instalaron refuerzos excesivos que posteriormente debieron retirarse sin comprometer la superficie metálica. Cada modificación implicó riesgo técnico, pero Pesquera mantuvo el diseño original para preservar la geometría exterior.
Durante el montaje, las grúas sostienen secciones de gran tamaño mientras los soldadores trabajan bajo condiciones de viento y luz variable. La luz solar genera reflejos que recorren la superficie metálica y acentúan los pliegues, produciendo un efecto visual no previsto pero ahora característico de la obra.
La escultura se apoya sobre una luna negra, símbolo histórico de México y elemento central de la iconografía guadalupana. Las proporciones juveniles y estilizadas reflejan la edad tradicional de la aparición, fusionando geometría contemporánea con memoria religiosa.
Por Staff
Expreso-La Razón




