13 diciembre, 2025

13 diciembre, 2025

La casa Medina: la espera del adiós

El gobierno adquirió el inmueble y determinó su demolición por riesgo estructural y falta de valor arquitectónico reconocido.

La casa de la familia Medina, en la esquina de 15 y Juárez, aún no es demolida, pero el escenario está dispuesto. Vallas naranjas, conos y acordonamiento perimetral anuncian que todo está listo. La demolición no ha iniciado, pero es una decisión tomada.

Antes del golpe de las máquinas llegó la limpieza del entorno. Se retiraron objetos, se cerraron accesos y el inmueble quedó aislado. Es la antesala del derrumbe y, también, del cierre de una historia que forma parte del centro de Ciudad Victoria.

No hay muros caídos ni maquinaria pesada en operación. Lo que se observa es la fase previa: delimitación del área, revisión exterior y control del perímetro. El edificio permanece en pie, aunque ya fuera de uso.

El desgaste es visible. Grietas, humedad, vegetación en la azotea y una fachada marcada por el paso del tiempo reflejan años de abandono. No se trata de un derrumbe repentino, sino de una despedida anunciada.

Durante décadas, ese punto fue más que una construcción. Ahí funcionó un comercio que marcó época: ropa, muebles y crédito accesible. Un lugar al que se acudía cuando el ingreso no alcanzaba y el abono resolvía lo urgente.

La venta en pagos semanales fue su sello. No era solo negocio, era confianza. En tiempos sin tarjetas ni financiamiento formal, los Medina ofrecieron una alternativa que se volvió parte de la vida cotidiana de la ciudad.

Por eso el inmueble pesa más en la memoria que en los registros oficiales. No fue catalogado como patrimonio histórico, pero sí como patrimonio emocional. Un referente urbano construido con trato directo y palabra cumplida.

Hoy, tras años de deterioro, la propiedad quedó fuera de los esquemas de conservación. El gobierno adquirió el inmueble y determinó su demolición por riesgo estructural y falta de valor arquitectónico reconocido.

Cuando inicien los trabajos —porque todo indica que iniciarán pronto— no caerá solo un edificio. Se cerrará un ciclo en la vida urbana del centro de Ciudad Victoria.

Quedará la frase, repetida como memoria popular y síntesis de una época:
“A Dios le debo la vida y a Juan Medina la ropa.”

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