En el Éloge du désordre (1926) Gérard Bauer afirma: “Nuestras alegrías más profundas no tienen que ver con la felicidad establecida… sino con la hallada”
Lo anterior lo escribo, porque sé que Don Roberto Gómez Bolaños, (q.e.p.d.) halló la felicidad, pues conectado con el destino, trabajó en su trascendencia, en servir con sana alegría, dando, pleno de pasión, sin medias tintas, su inacabable talento lleno de una genialidad sin comparación, muy a la par del genio de Charles Chaplin.
Sabía que el humor es una ecuación de vida que te enseña a estar en constante movimiento, te hace consiente de la volatilidad de la carnalidad, un día estas y otro llegas a tu destino, el humor te apoya para incansablemente disfrutar el AQUÍ y el AHORA, para recargar tu energía, para inspirarte, para llegar al oasis en donde se despliega el racimo de bendiciones que Dios tiene para ti.
Hijo de la secretaria bilingüe Elsa Bolaños Cacho y del pintor, dibujante e ilustrador Francisco Gómez Linares, estudió ingeniería mecánica en la Universidad Nacional Autónoma de México, pero nunca se graduó…. Será porque su destino –que nunca falla– estaba en otro camino.
Inició su carrera como creativo publicitario, lo que lo conectó con la radio y la televisión, en la cual fue durante la década de 1950, un muy activo guionista, para los programas de mayor audiencia. También hizo varios guiones de películas para el dúo “Viruta y Capulina” y se inició fugazmente como actor con ellos en “Dos criados malcriados”, en 1960.
Su nombre profesional, “Chespirito”, se debe al director cinematográfico Agustín P. Delgado, derivado del diminutivo de la pronunciación españolizada del apellido de William Shakespeare (fonéticamente Chekspir), debido a la estatura de Gómez Bolaños y por su talento para escribir historias que asemejaba a las de Shakespeare.
En 1968, iniciaba transmisiones la Televisión Independiente de México y Don Roberto, fue llamado como escritor, con la propuesta de usar a su antojo una media hora semanal a su cargo. Así, nacieron Los supergenios de la mesa cuadrada y su carrera como actor.
En 1970, extendieron su horario a una hora y en un programa propio. Él mismo se denominó “Chespirito” y nació el Chapulín Colorado, a los que se le incorporarían sus demás personajes. En una entrevista a Teresa Rodríguez, comentó que él decidió añadir palabras con “Ch” porque era usado en “muchas groserías en México”
Sus programas se convirtieron en éxitos en todo el mundo, en gran medida gracias a la simpatía del cuadro de actores, integrado en distintas épocas por: Carlos Villagrán, Ramón Valdés, Florinda Meza, Rubén Aguirre, Édgar Vivar, Angelines Fernández, Raúl Padilla, Horacio Gómez Bolaños y María Antonieta de las Nieves.
En 1980, sus sketches se volvieron a reunir en un programa semanal llamado “Chespiríto”, permaneció al aire hasta 1995. También protagonizó películas mexicanas, escritas y actuadas por él mismo, presentó en Teatro durante varios años la obra “11 y 12”, con la cual logró más de 28 000 funciones”
A su partida no le decimos ¡ADIOS!, porque son de esos seres que huelen a pueblo, nacieron para vivir en el colectivo social, con su genio, ingenio y alegría; siempre conectado con esa intuición, que en su juventud lo llevó a levantar la mirada al Cielo, para verse como lo que era, un hombre que nació para trascender los entretelones del tiempo, para saber que era un ser tocado por las manos del Padre.
Luego volvió la mirada a su interior, conectó con su Maestro Divino… brotó como por arte de magia un estallido multicolor de personajes, plenos de sana alegría, que fueron el regocijo de niños y no tan niños: “El Chapulín Colorado”, “el Chavo del 8”, “el Chompiras”, “el Dr. Chapatín”, “Vicente Chambón”, “Chaparrón Bonaparte”… que lo colocan entre los genios mundiales del humor.
Me encanta la anécdota que contó en la Tv, referente a cuando visitó las ruinas de Machu Pichu, en Perú: “Un niño se subió al camión en el que viajaba, a vender figuras de plástico, cuando se acercó a su asiento a venderle alguna, el niño sorprendido se le quedó mirando fijamente, para luego volver su vista a la figura del “Chapulín Colorado”, que ofertaba y gritó sorprendido: ¡Eres tú! –y pleno de alegría– le dijo: ¡Te la regalo!”
HOY miles de seres humanos, como uno sólo, lloramos su partida y le regalamos nuestras bendiciones; será porque sabemos que allá en el Cielo, DIOS necesita desparramar su humor… ¡para aliviar tanto dolor!
Apropósito de humor, el viejo Filósofo de Güémez afirma:
“De cada 100 personas que leen al Filósofo…EL 50% SON LA MITAD”
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Roberto_G%C3%B3mez_Bola%C3%B1os; http://www2.esmas.com/entretenimiento/biografias/009370/roberto-gomez-bolanos/
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