VICTORIA, Tamaulipas.- La fiesta de la virgen de Guadalupe en Victoria lució apagada, era quizá una muestra del ahogo económico que padece el pueblo. No había para la comida de los cuadros de danza y la insensibilidad de los párrocos ante los fieles, les hacía ahuyentarse.
La capilla de la Virgen de Guadalupe, que se ubica en el costado norte del Santuario, tenía pocas veladoras, para las 9:30 de la mañana habían sacado seis cajones de cera.
El Vicario Carlos Ornelas Puga, en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe había solicitado que las flores a la virgen se depositaran en el templo y las velas y veladoras en la capilla del exterior.
Los fieles con devoción colocaban la vela encendida y treinta minutos más tarde estas eran apagadas para dar espacio a otros.
«Sí se las apagan mejor le prendo la veladora en mi casa», decían con desánimo los pocos católicos que fueron a dar gracias ayer a la imagen católica que simboliza al exterior de México el único punto de convergencia en los tiempos actuales.
Ahí no importaba condición social, género o grado académico. La fe era la misma entre los pocos asistentes.
» La verdad que se ve muy poca gente y eso que el año pasado hizo más frío», decía un par de católicos que observaba a las 10:30 el ingreso del primer cuadro de danza que llegaba al santuario por la mañana.
Eran los habitantes de la colonia «Bertha del Avellano».
En las escalinatas aún lucía con mal aspecto la madera utilizada la noche anterior en las mañanitas.
Los hombres y mujeres danzaron poco después del mediodía. Otros rumoraban que la inseguridad también ahuyentó a otros.
«Ayer hubo dos incidentes, quebraron el vidrio de dos autos en la parte trasera del santuario, eso también afectó”.
Los sacerdotes niegan que la falta de devotos en la fiesta a la Guadalupana se debe al ingreso de estos a nuevas sectas.
Sin embrago, la falta de fe, la palpan con toda seguridad los miembros de «Movimiento Guadalupano», hombres, jóvenes y niños que aseguran sentir la pasión por la Guadalupana en el centro del país y el altiplano tamaulipeco, más no en Victoria, aquí la fe agoniza.
«Llegamos anoche desde la Basílica, nos fuimos el día 6 de Diciembre para llegar el día 11 a las mañanitas, nuestra meta es llegar al ejido Jacinto Canek, siempre tenemos gente generosa que nos apoya, el resto de los integrantes son de ocho o siete años. Mi devoción para la Virgen de Guadalupe es mucha, tenemos muchos testimonios de ella», dice Juan Carlos Hernández, Coordinador del Movimiento.
«En Tanque Blanco, Vimos que señores y niños corrían a nuestro lado, la gente se acercaba a la imagen de la madre, se hinca, llora le pide, pero aquí en Victoria creo que es lo que le falta a la gente. La gente es fría. La fe se está perdiendo para el norte siguiendo otras religiones y en el centro del país la gente está bien comprometida», dice Juan Carlos Hernández.
Y era verdad son pocos los jóvenes que llegan hasta el altar.
Sin embargo, hay excepciones, como la de Estefany una joven de 19 años que llegó al Santuario con el hábito de la Virgen de Guadalupe.
«Es una manda porque cuando entre a Secundaria comencé a padecer convulsiones y yo le prometí a la virgen que me ayudara y que vendría cada 12 de Diciembre con el hábito y aquí estoy, mi convulsiones han disminuido».
El pilar de la religión católica en México, es ahora un termómetro social y la lectura no es alentadora con más de 750 católicos desaparecidos y enlistados para oración en las iglesias.
Así se reveló en la pasada marcha por los desaparecidos donde la Diócesis de Victoria, planteó por primera vez en público su postura en tiempos de revuelta.