Degusto una flauta de machacado con huevo en cama de frijoles y otra de papas con chorizo (aunque la gente de la frontera tamaulipeca reclame que el término correcto es taco de harina) mientras doy una repasada a las principales notas de El Norte: Que si Fernando Margain va a poder participar en la contienda interna del PAN para obtener la candidatura a la gubernatura de Nuevo León, que si el Presidente del Tribunal Superior de Justicia de Coahuila va a ser responsable por haber depositado los montos del Fondo Auxiliar en instrumentos de inversión de Ficrea, entre otras que me entretienen en los comedores de la Gasolinera Arce.
Una columna llama especialmente mi atención. Se titula “Trending Topic: SCJN” de la connotada abogada Margarita Ríos Farjat, a quien tuve el gusto de conocer en mi corta estancia como pasante de verano en Baker&McKenzie. Quien probablemente no me recuerde, pero dejó una gran enseñanza sobre lo estricto que debemos ser con nosotros mismos al redactar documentos legales. La forma es fondo tanto en los tribunales como en la política (esto es cosecha mía).
La columna habla sobre la votación llevada a cabo al interior de la @SCJN el pasado 2 de enero de 2015 en donde en la ronda trigésima segunda se eligió al ministro Luis María Aguilar Morales como Presidente del Alto Tribunal para los próximos 4 años. Sobre ello escribió: “Los ministros son juzgadores profesionales y, se supone, convencidos de sus razones. Eso quedó demostrado en la reñida votación y en el fondo no está mal. ¿En verdad nos hubiera gustado una Corte que de antemano consensuara quién la va a dirigir? ¿Que se pusieran de acuerdo? No”.
Esto me llevó a buscar mis propias respuestas sobre el desahogo tan largo de la votación.
En primer término, el fallecimiento del ministro Sergio Valls el pasado 3 de diciembre del 2014 enrareció el proceso pues dejó al Máximo Tribunal en números pares con el consecuente riesgo de, como así sucedió, generar un empate casi infinito.
Dado el contexto político nacional, me parece que se dejó el tema de la propuesta de la terna de aspirantes a ministros en un lugar muy abajo en la lista de prioridades a resolver. Tampoco el Senado hizo un requerimiento formal para que sucediera tal cosa. No se puede pensar más que en una contradicción en sí misma con todas las soluciones mediáticas propuestas en los meses recientes: ¿Cómo se va a reconstruir o regenerar el Estado de Derecho en México, si el órgano de mayor jerarquía del Poder Judicial de la Federación se encuentra incompleto? ¿Cómo se va a lograr, si ni siquiera se han “filtrado” posibles sucesores?
Ahora bien, ¿qué era preferible? ¿que se pusieran de acuerdo tras bambalinas y la votación fuera solo parte de la parafernalia? ¿evitar la ridiculización del máximo órgano jurisdiccional del país? El profesor José Roldán Xopa (@jrxopa) expresó en su cuenta de Twitter: “Lo que están mostrando los ministros es una limitación para la política. El resultado es una presidencia debilitada”. No me queda menor duda de ello. Incluso, el show debilita también los propios Poderes de la Unión. Dejaron a la balanza misma cargada hacia el lado de la inseguridad jurídica, en un momento de crisis en el que las instituciones requieren fortalecimiento no rechiflas.
La designación del nuevo Presidente de la Corte es de índole político, por ello, el diálogo previo y los pactos (en el buen sentido de la palabra) no le hubieran venido mal. Esta puesta en escena esperemos no sea un vaticinio del 2015: falta de acuerdos que deja muy mal paradas a las instituciones.
A OJO DE BUEN CUBERO
Mis mejores deseos para este año que empieza. Que sirva para que todos aportemos a la unión y cohesión que requerimos como mexicanos. No hay lugar para rojos, amarillos o azules. Para ricos y pobres. Quizá la única división permisible es la de positivos y negativos, que los primeros erradiquen a los segundos.
Twitter: @adalberto_gm
email: adalbertoguevaramontemayor@gmail.com