6 diciembre, 2025

6 diciembre, 2025

El enemigo electoral no es el futbol

Columna invitada

Un partido de futbol no pone en riesgo la jornada electoral. No inhibe el voto de los ciudadanos. Creer lo contrario sería subestimar a los votantes.

El próximo 7 de junio, la Selección Mexicana de Futbol viajará a Brasil para enfrentar a la selección comandada por Neymar, previo a la Copa América en Chile a disputarse del 11 de junio al 4 de julio de este año.

Por azares del destino, ese mismo día, 83 millones 563 mil 288 ciudadanos tendrán la posibilidad de salir a las urnas en México para elegir 2 mil 179 cargos de elección popular, entre éstos, la renovación de 9 gubernaturas, 500 diputados federales y 16 delegados del Distrito Federal.

En una jornada electoral, que se lleva a cabo los domingos —día en que los compromisos laborales y académicos de las personas son los menos—, las casillas estarán listas para recibir al primer votante a las 8:00 de la mañana y terminar operaciones a las 6:00 de la tarde, o hasta que el último ciudadano en la fila ejerza su voto.

Es decir, las urnas estarán abiertas durante 10 horas o más. El partido Brasil contra México —el cual es un juego amistoso y sin ninguna trascendencia—, tendrá una duración de tan solo 90 minutos. Con ello, los ciudadanos dispondrán de tiempo suficiente para ir a votar, ver el futbol y aún les quedarán horas libres para cualquier otra actividad.

En días de jornada electoral que coincide con algún partido de futbol, la participación ciudadana muestra poco cambio.

En las elecciones intermedias del 2003 que se llevaron a cabo el 6 de julio, la Selección Mexicana disputó un partido amistoso contra El Salvador en Estados Unidos. Ese día hubo jornada electoral para elegir, entre otros cargos, a los 500 diputados federales. La participación fue de 41.19%.

La siguiente elección, en 2006, en la que Felipe Calderón venció a Andrés Manuel López Obrador con apenas 56% de los votos, la campaña se desarrolló durante todo el Mundial de Alemania. El día de la jornada electoral (2 de julio), no coincidió con algún partido. En ese caso la participación fue de 58.55%.

Para las siguientes elecciones intermedias de 2009, México se enfrentó a Panamá en la Copa de Oro disputada en Estados Unidos. Ese día (9 de julio), acudieron a las urnas el 44.61% de los mexicanos con credencial para votar.

Por último, en las pasadas elecciones para elegir a Presidente de la República, llevadas a cabo el 1 de julio, España derrotó 4 goles a 0 a Italia en la final de la Eurocopa. Ese domingo, los mexicanos no dejaron de ir a votar y se logró una participación del 62.08%.

Como se puede observar la variable que influye es si los comicios son “intermedios” o presidenciales, no el futbol.

Con o sin partido, en día de elecciones la actitud de los votantes no tendrá mucho cambio. Durante las últimas cuatro elecciones, de las cuales dos fueron intermedias y dos presidenciales, el promedio de participación fue de casi 52%.

Resulta osado pensar que un partido de futbol inhibe a los ciudadanos a la hora de acudir a las urnas o los lleva a votar por tal o cual opción. Creerlo es menospreciar la inteligencia de los electores, cada vez más informados, conscientes y responsables sobre el ejercicio de su sufragio.

El enemigo para las elecciones no es el futbol, hay factores como los casos de corrupción, el desprestigio de algunos políticos, el desarrollo de la economía o las pobres campañas programáticas de los partidos políticos, los que puedan llevar a la gente a no a votar.

Los partidos políticos deberían ocuparse de la calidad de sus propuestas y el perfil calificado de sus candidatos, no de si el balón rueda durante 90 minutos a 7,430 kilómetros de distancia en un encuentro amistoso entre Brasil y México.

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