Atrás habrán quedado los latigazos. El martirio infringido por los despiadados centuriones romanos. Y bajo el cielo silencioso de Jerusalén, nuestro padre Cristo caminará de nuevo entre los mortales. Se vivirá el renacimiento del milagro y su poderosa carga espiritual, para quienes gusten de ejercer la reflexión en este difícil tiempo que enfrentamos. Día domingo, de profundidades existenciales. Fin de semana enmarcado en una singular relevancia canónica y pastoral. El alma del hombre, como centro cósmico, vivirá un capítulo más del sueño, en su cuna de espacio y tiempo.
Mientras tanto, en los terrenos del César, la política se dará a sí misma una oportunidad más para demostrar que de verdad se preocupa por la gente; y que muy a pesar del sucio pragmatismo y de las imperfecciones humanas, aún hay esperanzas en el cambio. Esta última palabra será la clave de todos los mensajes y los discursos. El electorado no quiere escuchar otra cosa que un lenguaje renovado, en las llanuras del proselitismo solar y descarnado. En el cara a cara del ciudadano y los candidatos.
Justo aquí, en los bordes religiosos de este domingo oloroso a monedas y a fariseos, los partidos políticos iniciarán el éxodo hacia el escaño prometido. Algunos de los llamados pequeños, considerados como liliputienses de nuestra democracia, se esforzarán por mantener su registro bajo la filosa espada de las nuevas leyes electorales.
Entre los partidos grandes, también existirán dudas y misterios: en Tamaulipas, PRI, tratará de recuperar el camino del triunfo en materia de diputaciones federales. El PAN le apuesta a un descontento ciudadano, que aún no sabemos cómo habrá de manifestarse: si en forma de abstencionismo o bajo la avalancha ciudadana en las urnas.
El PRD, por su parte, se apresta a vivir una de las etapas más amargas de su peregrinaje político. En la entidad, el llamado Movimiento Ciudadano se perfila como la fuerza opositora que desplazará a las siglas del sol azteca.
En los contornos, donde los puñales del oportunismo y el golpe bajo pululan como parte del paisaje deprimente y carroñero, la sombra nauseabunda del PANAL y su corte de los milagros, se aprestarán a vender cara su derrota.
Son los hijos putativos de la delincuente Elba Esther Gordillo. Las criaturas del inframundo, donde sólo se escucha el himno apocalíptico de las cucarachas.
El PANAL, un partido construido con la materia fecal del sistema político mexicano. Con su arquitectura de bandidos, caciques y porros iletrados. Ahí estarán también en el pequeño foro de la sobrevivencia.
Justo al terminar la Semana Santa, empezará la semana de las cosas mundanas y la lucha por el poder. El electorado apenas regresará de su fin de fiesta. Mexicanos gastados, con la resaca a cuestas.
Protegidos por esa niebla de excesos costumbristas, las elites de la partidocracia iniciarán sus campañas con los que no viajaron por no tener dinero: los marginados y sus votos de la pobreza.
CHUCHÍN Y RAMIRO, YA NO PUEDEN EN EL CUARTO
Política no es literatura. Pero de esta última sí pueden surgir personajes con cierto paralelismo a la hora de buscar líneas vinculatorias entre el arte de las letras y la lucha por el poder. En esta ocasión, quiero aludir a la novela del alemán Günter Grass, autor de la novela “El Tambor de Hojalata”. Para aquellos que la han leído, recordarán que el eje conductor de dicha historia, es un personaje llamado Óscar, u “Oscarito”, que un día decide quedarse en su etapa de niño, y dejar de crecer.
En Matamoros, es hora que el abanderado del PRI, Chuchín de la Garza, nadamás no crece en las encuestas. El hombre se encuentra estancado. Y pareciera que no le importa en lo más mínimo lo que pudiese ocurrir. Tampoco se puede predecir ya desde ahora un desenlace adverso para el PRI, pues el PAN de la familia Salazar, anda igual por la calle de la amargura, pero lo cierto es que, los “chuchinólogos”, o como se les pueda llamar a los escasos seguidores de Díaz del Guante, es hora que no pisan a fondo el acelerador.
Si bien, las campañas apenas van a arrancar, también es cierto que en el partidero tricolor de Matamoros, el viejo caballo se nota cansadón. Algo que le puede favorecer es que su adversario azul trae también una máquina de modelito antiguo. Se dice que Ramiro Salazar padece de gota y difícilmente podrá emprender largas caminatas.
Tal vez por eso los matamorenses comentan con ironía, que en el IV Distrito no habrá un choque de trenes, sino de dos vagones oxidados. Y que tanto Chuchín como Ramiro, hace mucho que ya no pueden en el cuarto.
MIGUEL GONZÁLEZ SALUM, INICIARÁ SU CAMPAÑA EN UNA COLONIA POPULAR
Migue trae ya definida su agenda. Entre los rasgos generales del inicio de campaña, se destaca la magna concentración que se llevará a cabo en una colonia popular de esta capital, y por la tarde en dos ejidos de municipios pertenecientes al V Distrito. La propuesta del abanderado tricolor, se planteará en cuatro ejes temáticos, donde se recogen las principales demandas de los electores.




