Esta semana comenzó la segunda mitad de las campañas electorales y no puede negarse que el ambiente político en toda la entidad empezó a subir de temperatura.
Era previsible porque es mucho lo que está en juego. Los nervios de los participantes, sobre todo quienes apuestan por mucho más que una diputación, están a flor de piel y la tensión seguramente irá en aumento durante este mes, pero no terminará el 7 de junio.
Después vendrá un proceso de litigios en tribunales donde podrían derrumbarse victorias.
Todo ello, sólo como preámbulo de la disputa por la gubernatura, en un momento histórico de la entidad en el que la oposición se siente más cerca que nunca de alcanzar la alternancia.
El problema para el Partido Acción Nacional (PAN) sigue siendo el mismo: que nadie atina a esbozar un acuerdo entre sus principales candidateables; todas las rutas que pueden vislumbrarse ahora apuntan a un choque de trenes, cuyo resultado sería la división que en más de una ocasión los ha llevado al fracaso electoral.
Pero el Partido Revolucionario Institucional (PRI) también tiene un reto complejo en el horizonte. Todavía son muchos los que tienen la mano levantada para ganar la candidatura en el 2016, y en algunos casos pareciera imponerse el encono entre quienes a estas alturas ya deberían estar haciendo equipo.
Por eso en Matamoros, Jesús Chuchín de la Garza Díaz del Guante y Ramiro Salazar Rodríguez se juegan mucho más que una diputación federal; lo mismo que en el distrito II, donde García Cabeza de Vaca quiere mandar un mensaje contundente al Comité Ejecutivo Nacional de su partido.
Porque los resultados que obtenga el PAN a nivel nacional también influirán al final en la entrega de la estafeta blanquiazul.
Paradójicamente si a la dirigencia de Gustavo Madero Muñoz le va mal, significaría una buena noticia para García Cabeza de Vaca, quien ha encontrado respaldo entre los «calderonistas» encabezados por senadores como Ernesto Cordero Arroyo, Javier Lozano y Roberto Gil Zuarth.
En el caso del PRI, un buen marcador a nivel nacional podría ser fácilmente atribuible a la labor de Baltazar Hinojosa Ochoa como flamante secretario de Organización Electoral, algo que sin duda elevaría sus bonos.
Pero también hay otros candidatos con posibilidades de crecer si hacen bien lo que les toca. Si Mercedes del Carmen «Paloma» Guillén Vicente obtiene un triunfo contundente, sin duda recibirá un impulso importante desde el centro del país, lo mismo que Alejandro Guevara Cobos.
El tiempo se acorta. Tan pronto como concluya el proceso electoral del 2015, iniciarán los acomodos para elegir a los gallos del 2016.
En Matamoros, por ejemplo, los cuarteles políticos que operan actualmente no frenarán su actividad en junio; al contrario, vistas sus verdaderas aspiraciones, apenas estarán comenzando la tarea más importante que se les encomendó.
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