Los partidos políticos los representantes emanados de ellos se han tendido prácticamente en la hamaca durante este proceso electoral donde es visible la falta de competitividad de muchos de ellos.
Pero cabe resaltar que esto se debe principalmente a que los institutos políticos en la demarcación se han dedicado a ser solo grupos de poder organizados que no crean opciones ciudadanas y que se encuentran muy lejos de lo que son las demandas sociales.
Los partidos al igual que la gran mayoría de los políticos en este país se sienten de una casta distinta a la del común denominador de la gente. Y vamos al meollo del asunto con un ejemplo.
Un diputado electo tiene como tarea definida tanto en la ley como el compromiso moral de representar los intereses de su comunidad, cosa que es una cuestión inherente a su cargo ya que son «representantes del pueblo».
Algún diputadete de cuarta a nivel del congreso local ya propuso en alguna ocasión que era necesario tener mayor preparación para estar en la tribuna legislativa, casi casi dijo que debieran de ser egresados de la Universidad de Harvard los componentes de una legislatura.
El congreso se hizo, o cuando menos es lo que nos han enseñado desde la escuela primaria, para organizar a los representantes populares que deberán de plantear la problemática de sus comunidades para sacar leyes que vayan acorde a las necesidades de la misma y se vaya estableciendo un orden legal que permita normar el comportamiento de los ciudadanos en todos los puntos de nuestro país. Punto.
Que esto requiere estudios técnicos, especialistas en urbanismo, en leyes u otras cuestiones especializadas y complejas, pues eso es definitivo, por eso se inventaron los grupos de asesores o especialistas que deben de plantear las cosas desde ese punto técnico, buscando los pros y los contras de las propuestas que florezcan en la Cámara.
El papel de un representante popular, es esencialmente político, y que deberá estar defendiendo el interés de su comunidad para poder estar integrado al desarrollo que vaya teniendo la nación en su avance económico, productivo y social.
Ese es el papel del diputado, pero que ha pasado, que se han abstraído de esa responsabilidad y compromiso moral con sus representados, teniendo diputados aristocratizados, insensibles a las demandas populares y entregados totalmente a las posiciones del poder ejecutivo.
Solo hay que preguntarles a los habitantes de Matamoros quienes son sus actuales diputados y muchos ignorarán la respuesta.
La calidad de nuestros diputados es muy cuestionables, pues desde aspiran, estops por lo general no representan ningún organismo social u algún conglomerado de gente que les permitas tener un pulso de lo que sucede entre los habitantes de sus comunidades y les permita tomar las decisiones correspondientes de acuerdo a ese pulso.
Pero no… nuestros actuales legisladores se norman en intereses personales y de grupo, su proyección política, su porvenir en el partido, dejando siempre al último -si es que se acuerdan- el interés de quienes los apoyaron para llegar al puesto.
Pero entonces ¿qué se tiene que hacer para retomar el papel de los legisladores y representantes del pueblo?, pues es definitivamente el acercamiento con la gente, el platicar con ellos cotidianamente sobre sus problemas, sin quedar en la gestión personal de algunos problemas entre la gente, sino generar ideas que permitan al diputado tener argumentos de peso para el momento de los debates en la cámara y salir al paso de dichas discusiones, apoyados en la ley, el argumento técnico y el consentimiento y apoyo de la gente, para defender su postura e interés ante toda la nación… por eso sigue siendo valida la sentencia en latín de los congresistas romanos «Quid populo populum» (Lo del pueblo que regrese al pueblo) pero eso decimos nosotros… pero usted… ¿Cómo ve?
La ojeadita…
Las quejas en el tribunal electoral se las tragó la tierra… hace falta pelar una gallina frente a las demás del gallinero… ¿y los llamados supervisores electorales que dicen? ¿Donde esta la autoridad electoral?




