8 diciembre, 2025

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a un año de la muerte de Jano, el “bullying” aún causa víctimas

Hace un año falleció Jano, un alumno de secundaria, por un ataque de esa naturaleza; su familia aún pide justicia y hasta ahora nadie ha sido castigado

CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- A casi un año de la muerte de Héctor Alejandro Méndez Ramírez víctima del “bullying” en Ciudad Victoria, no hay perdón para los culpables en el corazón de su madre, Rebeca Ramírez Rojas, quien hoy vivirá el Día de las Madres más desolado de su existencia.

La pérdida de Alejandro puso de relieve en forma trágica la casi inexistente atención en ese problema escolar, pese a la supuesta aplicación de programas específicos que ya eran reglamentarios en la materia. Y algo más grave: las agresiones en el ámbito escolar siguen registrándose por decenas en mayor o menor grado en la mayoría de los municipios del Estado –donde Victoria es el líder– y en numerosos planteles, sin que los controles directos y mediáticos desarrollados por las autoridades educativas locales consigan avances concretos para contenerlas, normatividad que pese a programas específicos en vigencia desde meses atrás, apenas empieza a ser perceptible.

Sólo en 2014, la Comisión Estatal de Derechos Humanos recibió 67 quejas por ataques producto de esa malformación cultural y en los primeros tres meses de este año ya se habían acumulado 14 denuncias más, que podrían ser una cifra mayor, dado el temor de los niños a exponer esas agresiones y recibir como respuesta un maltrato mayor de sus abusadores.

En contraparte también hay buenas noticias: Para la Comisión Estatal de Derechos Humanos, de acuerdo a sus evaluaciones, sí se ha logrado reducir el problema, en virtud de pláticas y talleres con autoridades, maestros y padres de familia que de alguna manera han modificado y mejorado la conducta en ese sentido de muchos niños que protagonizaban esas acciones.

UN VIACRUCIS FAMILIAR

En ese contexto, las palabras de doña Rebeca son lapidarias:

“Me quitaron a mi niño y ninguno de los culpables está en la cárcel”, dice sentada afuera de su domicilio, entre un tenderete de frutería instalado por  su esposo Francisco Javier Méndez, para sacar los gastos de la familia, tras haber perdido el empleo por dedicar su tiempo a la búsqueda de la justicia, de una instancia a otra.

El 14 de mayo de 2014, ya casi al anochecer, personal de la Secundaria General Número 7 donde estudiaba Jano o Mini, como también lo llamaban sus familiares y amigos, lo llevaron a su domicilio casi inconsciente, víctima de un acto de abuso físico: el llamado “bullying”, que significa un acoso o agresión sistemáticos  a una persona, el cual puede provocarle daños de diversa naturaleza e inclusive, como en este caso, el fallecimiento.

Su familia lo trasladó al área de Urgencias del Hospital del IMSS y de ese lugar al Hospital Infantil de esta ciudad, donde falleció seis días después por traumatismo craneoencefálico, que le fue provocado por una violenta caída, cuando cuatro compañeros de clase lo levantaron en vilo para arrojarlo al suelo en un supuesto juego.

Al momento de los hechos, la maestra de Español, Denisse Soiré Serna Muñiz, estaba presente en el salón de clase, pero ni ella ni el resto del personal del plantel cumplieron el protocolo de seguridad que establece el reglamento.

De haberlo hecho, un responsable de la escuela habría llevado a Jano al hospital más cercano y notificado de inmediato a sus padres; pero no fue así, esperaron la hora de salida para llevar al menor a su casa donde lo dejaron para seguir los asuntos de sus vidas.

Por la intervención del presidente Enrique Peña Nieto, quien el día de la muerte de Jano realizaba una gira de trabajo en esta capital, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) atrajo el caso.

La señora Ramírez dice que hace seis meses recibió la notificación de la CNDH de que en 90 días sería reparado el daño por negligencia médica que cometió personal del IMSS, pero hasta la fecha no hay respuesta, dice.

Lo confirma la propia Delegación del IMSS, en donde niegan que exista recomendación alguna en su contra.

“Nada, no se ha resuelto nada, los adolescentes siguen libres, los adultos siguen libres, el Seguro Social no me escucha, lo único que ha pasado es que mi hijo no está”, asienta con un tono de amargura Rebeca Ramírez, quien agrega que su vida dio un cambio total y trágico con la interrupción de la vida de Mini.

“Me siento en las tardes afuera de la casa, veo que nadie sale a jugar como lo hacían los muchachos cuando mi hijo vivía. En los aguaceros corrían entre los charcos; ahora nada más es pura lluvia, sin muchachos, sin mi hijo, sin nada”.

Lo que hoy pide, al igual que el mismo día en que perdió a Jano, es justicia, y tal vez, sólo tal vez cuando vea que le cumplen, presagia podría sentir perdón para quienes tuvieron algo que ver en esta tragedia.

Del Juzgado de adultos, dice que van meses sin recibir ninguna notificación por lo que piensa que el proceso está detenido, “congelado” para no entorpecer la libertad de la cual goza la maestra Denisse Soiré, quien de acuerdo al expediente sigue prófuga y según les han dicho, vive en Houston y de vez en cuando se le ve por Victoria.

Del Juzgado del Menor le dicen que todo son apelaciones de los maestros que fueron condenados a trabajos comunitarios por dos años, porque se niegan a cumplir la sentencia.

“Yo que diera por recibir una sentencia de trabajos comunitarios pero tener a mi hijo; toda esa gente que estuvo involucrada me ven como enemiga, pero no piensan que este 10 mayo van a tener a sus hijos en su casa. El año pasado mi hijo fue el primero que me dio el abrazo. Ahora ya no, porque tendré un gran vacío que no se lo deseo a nadie”.

MUERTE DE JANO “REVOLUCIONA” INSTITUCIONES

El mismo vuelco en la vida de doña Rebeca, se dio en el sector educativo con la orden de comenzar a cumplir realmente los lineamientos de prevención, detección y erradicación del “bullying”, los cuales se habían diseñado años atrás por la Secretaría de Educación Pública en el documento “Marco para la Convivencia Escolar”, pero que en los hechos nadie atendía en los planteles educativos.

De inmediato vino una revisión de los protocolos y programas para romper la insensibilidad en que se había caído ante la violencia escolar.

De igual manera surgieron las opiniones de diversos grupos académicos, como la del  especialista en Psicología Clínica David Enrique Báez Rodríguez, quien subrayó la relajación de la disciplina en las escuelas pero también en los hogares donde los videojuegos violentos y las telenovelas juveniles con excesiva carga de antivalores formaban a los hijos.

“Hay que ver esa educación que se da en los hogares que está creando niños que su diversión es agredir a otros”, expresó.

Al día de hoy, la Secretaría de Educación de Tamaulipas a través de los Consejos de Participación Social de la Educación, del programa Escuela Segura y del Programa Integral para Prevenir la Violencia Escolar, realiza acciones de mediación de conflictos y de convivencia pacífica para desactivar el acoso físico y moral entre los estudiantes.

A estas acciones se incorporó una nueva política educativa en el afán de  activar la participación de los consejos de participación social en educación, que todavía hace un año no se consolidaban y se creó la Ley para la Prevención de la Violencia en el Entorno Escolar de Tamaulipas.

Pero una pregunta ha surgido: ¿Han funcionado esas estrategias preventivas y correctivas?… No parece ser positiva la respuesta.

SIGUEN QUEJAS: CODHET

Leticia Tavares Calero, visitadora general de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Tamaulipas (CODHET), informó que de enero al 15 de abril de este año, se han atendido 14 quejas en que el padre de familia manifestó una agresión entre alumnos.

El año pasado se recibieron en total 67 quejas de agresión entre alumnos en la que está incluido daño físico y verbal.

En todas las intervenciones, dijo que se ha solicitado al Secretario de Educación en el estado, aplique la medida cautelar para que se atienda a los menores involucrados.

“Nos contestan todas y nos envían copia de los oficios de las instrucciones que giran a los responsables educativos desde el supervisor escolar hasta el maestro y si es en otros municipios, a las delegaciones regionales que compete”.

Dijo que por trabajar de manera conjunta con la SET, la CODHET les proporciona pláticas y talleres para fomentar relaciones de respeto y tolerancia así como de información sobre los servicios que presta la institución.

Conforme a lo que ella menciona, ya nadie espera a que el problema crezca en la escuela donde se denuncia algún tipo de acoso, porque de inmediato se atiende directamente a los involucrados y en el nivel general se cita a todos los padres de familia para reforzar el cerco contra la violencia escolar.

En su opinión, ha cambiado la conducta de los menores, de los maestros y padres de familia, aun así, señaló que de manera periódica se imparten los talleres, se reparte información preventiva y en cada apertura de ciclo escolar se repite el programa.

“Tenemos la confianza de los padres de familia que acuden a nosotros como un recurso para tender esta situación y de inmediato y la SET también”.

Programa integral para la violencia escolar

Objetivo General:

Promover acciones preventivas, y de atención en casos de maltrato entre iguales en los centros escolares, con actividades puntuales enmarcadas en valores democráticos, en la mediación de conflictos, de convivencia pacífica, de la cultura de la legalidad, del fomento de la tolerancia y la empatía.

Objetivos Específicos:

a) Informar a la comunidad educativa y sociedad en general sobre una realidad que debe erradicarse desde distintos frentes como lo es la violencia escolar en sus diversas connotaciones, en particular el fenómeno del bullying.

b) Promover la cultura de la denuncia y atender de manera puntual y pertinente los casos de maltrato, hostigamiento, intimidación psíquica y/o física permanente entre alumnos y alumnas.

c) Prevenir la violencia desde la educación familiar, mediante la difusión y supervisión de la aplicación de las guías para la familia.

d) Promover la aplicación del Marco de Convivencia Escolar en los planteles de educación básica.

e) Difundir las acciones de formación docente que apoyen esta área de manera colectiva, sistematizada y viable para cada escuela.

f) Trabajar con víctimas, agresores y espectadores de la violencia, mediante intervenciones puntuales; conferencias, charlas, talleres, sesiones individuales o colectivas según el caso, con profesionales en la materia.

g) Promover a través del Comité de Desaliento de las Prácticas que genera   aspectos que protejan a los alumnos y alumnas de los riesgos de la violencia escolar, la autoestima como la suma de la confianza en si mismo, y la capacidad de diálogo para resolver los problemas.

h) Brindar pláticas de orientación a personal directivo, docente, alumnos y padres de familia sobre los alcances de la Ley para la Prevención de la Violencia en el Entorno Escolar de Tamaulipas.

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