6 diciembre, 2025

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Cuadrante político

UNA ADIVINANZA MUY PELONA

CUADRANTE POLíTICO

Lo siguiente no es cualquier acertijo banal y aventurero. Se trata de un auténtico ejercicio de imaginación e inteligencia, por lo cual, aquellos que no se sientan con la capacidad de descifrarlo, absténganse de participar. El reto es detectar, en base a pequeños rastros, la identidad de ese personaje que como un fantasma del tiempo, sigue cabalgando a través de los sexenios, esparciendo su mala vibra y sus emanaciones funestas, para quienes desde los círculos de la alta burocracia han tenido la mala fortuna de cruzarse con su pesada sombra, justo cuando han estado a punto de llegar al poder.

La oscura biografía se remonta a los tiempos en que gobernaba la entidad Manuel Cavazos Lerma. El brahaman tamaulipeco de los rituales iniciáticos y las Scheherezadas ejidales, encandiladas con el fulgor de las alfombras marca “Mano con Mano”, había decidido que el sucesor de su imperio esotérico fuese un economista regordete y pecoso llamado Antonio Sánchez Gochicoa. Este tipo era alérgico al pueblo, y adicto a las pasarelas cortesanas de la tecnocracia salinizada.

Por eso cuando se le invitó a hacerse cargo de la Secretaría estatal de Finanzas, la despreció, y siguió montado en su fastuoso cargo de subsecretario. Pues bien, hasta ahí fue a seguirlo nuestro personaje, convencido de que aquel insípido funcionario sería el próximo gobernador, porque el jefe MCL le había dicho: “Pégatele a Gochicoa”. El tampiqueño fue su primera víctima, pues más tarde no solamente perdió la sucesión, sino que se perdió en la noche neblinosa de los sexenios.

Pero el tiempo  pasó, y llegó la sucesión  de Tomás  Yarrington. Fue entonces cuando nuestro personaje se adelantó con mucho tiempo,  y se le pegó como lapa a Homero Díaz, en ese entonces Secretario General de Gobierno, considerado por propios y extraños, como el chico consentido, destinado a heredar la primera esquina de palacio.

Homero lo arropó, sin saber que en esa acción llevaba implícita su  máxima penitencia: perder la sucesión estatal, y dejar colgados de la brocha a cientos de políticos que creían en sus apantallantes aseveraciones de que él era el “bueno”. Nuestro personaje tuvo el desplante de organizarle a Homero Díaz,  reuniones con grupos en las principales ciudades del estado. Posteriormente,  e encargó de pegar propaganda con el nombre de su favorito durante una gira del gobernador por Nuevo Laredo. Al final, el candidato del PRI a la gubernatura fue Eugenio Hernández  Flores. Aquel ser, dotado de un oscuro magnestismo, acababa de cobrar su siguiente víctima. Hoy, Homero Díaz figura en la evocación, como una historia ilustrativa del fracaso.

Seis años después, en las elecciones del 2010 en Tamaulipas, enviaron a nuestro personaje a la frontera chica, y el PRI perdió toda esa región, agregándole la perla septentrional de Nuevo Laredo. Posteriormente se refugió en la SEP, y originó todo un terremoto  político.

En el 2012, justo en el inicio de la administración federal de  Enrique Peña Nieto, nuestro biografiado viajó a la capital del país para ingresar a la alta burocracia de la Comisión Federal de  Electricidad. Su amigo, el también tamaulipeco Carlos Flores Rico, lo rescató y lo convirtió en su hombre de confianza. Pero lo que Charly ignoraba era que, “su becario”,  era dueño por derecho propio de una leyenda perdedora, difícil  de extinguir. Y que su presencia en los altos círculos de la CFE tendría un efecto más dañino que el salto de un gato negro sobre el edificio de la CFE situado en la delegación Cuaúhtemoc. Y así fue como aquel símbolo del mal fario, acabó una vez más con la buena suerte de sus infortunados protectores: Francisco Rojas Gutiérrez renunció a la titularidad de CFE, y con él,  tronó también la buena estrella de Carlos Flores Rico.

Hoy, se sabe que esta extraña criatura, portadora del virus de la derrota, anda cabalgando en Tamaulipas, con la supuesta encomienda de hacer proselitismo a favor de uno de los clasificados en el ranking sucesorio tamaulipeco. Le sugerimos a este político que tenga mucho cuidado. Y de ser necesario, cancele sus vínculos con alguien que trae una sombra demasiado espesa.

Llegados a este punto, la clase política del estado deberá adivinar a quién nos estamos refiriendo. Lo único que le puedo advertir es que, si no cuenta con una acreditada cultura del conocimiento intersexenal, jamás dará con el nombre. Y bueno, para acabar pronto, la neta es que está muy pelón atinarle.

EN EL ENCINO, GUEVARA COBOS SE ERIGE COMO EL MEJOR ALIADO

Alejandro llegó al poblado “El  Encino” y se manifestó por una  política de prevención en cuestión  de desastres naturales. “Esto, dijo, para que cuando sucedan meteoros como los que acaban de ocurrir en esta región, alcaldes, gobernadores, diputados y presidentes de la república sean sus mejores aliados”.

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