CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Al término del encuentro entre Correcaminos y Rayados, lo que parecía un juego sin incidentes, pese a la presencia de afición visitante, terminó con hechos donde representantes de los medios de comunicación resultaron agravados.
En el estacionamiento del mismo estadio, un vehículo donde se trasladaban aficionados del Monterrey fue dañado a pedradas por un par de aficionados de Correcaminos; el editor de esta sección, Darío Vera, atestiguó casualmente al haber estacionado su coche a un costado de la camioneta de los visitantes regiomontanos.
Al percibir pedradas lanzadas desde afuera de la Unidad Deportiva, el periodista desciende de su vehículo y capta imágenes de los proyectiles y su impacto sobre las unidades. Los agresores, aficionados de Correcaminos huyen de la escena, enseguida acuden propietarios del vehículo proveniente de Monterrey, detrás de ellos elementos de la Policía Estatal Acreditable.
Los elementos policiales cuestionan al reportero si fue testigo de lo acontecido, a lo que responde afirmativamente; posterior a ello, llegaron más elementos, uno de ellos dice: “a quién hay que pegarle, yo no me voy de aquí sin pegarle a alguien”.
Inmediatamente sin mediar palabra someten a aficionados de Monterrey quienes caminaban con rumbo a su vehículo.
Entre los sometidos se encontraba el reportero del portal de noticias GR Supremo, Luis Fernando Ramírez, quien con lujo de violencia era tratado por los elementos policiales: golpes en la cabeza, palabras altisonantes y cachetadas.
Al ser reconocido por el reportero de Expreso, éste intenta comunicarse con sus compañeros del medio para dar fe de los hechos; una vez con el teléfono en la mano, es acusado por los elementos de la Policía Estatal Acreditable, acusan al periodista de grabar el abuso de fuerza y de autoridad que llevaban acabo.
De la misma forma someten a este reportero, sujetado del cuello, con los brazos totalmente doblados hacia atrás, con el rostro pegado a la malla y con golpes en la cabeza.
Al intentar identificarse mediante una credencial, puesto que portaba prendas de vestir con los emblemas de Expreso, se le exigió entregara su teléfono celular, herramienta de trabajo y de comunicación.
Quien se identificó como el jefe de este grupo, acusó a los periodistas de alterar el orden por intentar grabar las escenas de lo sucedido; tras una espera de varios minutos son liberados, con daños físicos y morales.
Acto seguido se reunieron periodistas deportivos y el presidente del Club Correcaminos, Manolo Corcuera Canseco, quienes corroboraron el abuso policial y ofrecieron su apoyo a los comunicadores.
Este medio de comunicación condena tales hechos que cortan la libertad de expresión, entorpecen la labor del comunicador y de la misma forma hacen un llamado a las autoridades para que se llegue hasta las últimas consecuencias.




