En los meses sucesivos, una rama profesional se convertirá en la más asediada en Tamaulipas.
Sus integrantes cobrarán una relevancia inusitada y sus opiniones, sugerencias y lineamientos se convertirán casi en palabra de Dios.
Me refiero a los abogados.
Es el balance ineludible que arrojará una batalla que hace tiempo empezó en el Estado pero que por lo menos hasta finalizar este año, tendrá todos los elementos de una guerra sin piedad.
¿Cuál es esa guerra y por qué los juristas?
La cruenta disputa es la que ya están librando todos los aspirantes a ser candidatos del PRI al Gobierno del Estado y a las alcaldías que lo constituyen. El protagonismo de los expertos en derecho, porque sobre sus habilidades, conocimientos, experiencia y sin duda triquiñuelas, descansarán en gran parte las plataformas de los “posibles” para que puedan acercarse a un preciado objetivo: mantenerse como actores centrales de ese proceso, pero dentro de los estrechos márgenes que otorga la ley electoral.
Todos los que se consideran con los atributos, propios o prestados, para ser definidos como candidatos de ese partido, han puesto en boga otra guerra: la de sus abogados.
No hay excepciones en ese sentido y quien diga que no lo está haciendo, miente. Todos han contratado ya a bufetes de peritos en legislación electoral para no caer en algo que podría mandar a la basura sus proyectos, como son los actos anticipados de campaña.
¿Qué harán para impedir que la disputa de bardas, espectaculares, presentaciones en actos públicos, regalos de prendas y objetos diversos, apariciones en medios de comunicación y otras actividades claramente proselitistas no sean encajonadas en esa infracción?
Sólo ellos lo saben, pero como alguna vez me dijo una candidata sureña: “No hay de otra, hay que caminar en el filo de la navaja”.
No es sencillo avanzar en esa delgada línea. Son muchos los casos ventilados en las cortes que han dado al traste con las aspiraciones de muchos soñadores en otras latitudes y uno que otro caso en el Estado. Es una lección que conocen al dedillo los priístas tamaulipecos, dada la ola de denuncias que suelen presentar los partidos opositores.
En esta coyuntura la pericia de los abogados vale tanto como el oro de los faraones. El nivel de competencia por la designación del tricolor a la gubernatura especialmente, se ha elevado de una manera inédita aún a pesar de la todavía lejana sucesión y es fundamental no despegar los pies de la tierra en lo relativo al aspecto legal.
La guerra de hoy es entre los aspirantes. La guerra de mañana, será la de los abogados…
NUEVOS VALORES
En el mismo ámbito del Revolucionario Institucional, el giro de timón para abrirles oportunidades a los nuevos valores sigue dando resultados.
El caso de Alberto Palomo, actual director del Fondo Tamaulipas, es un ejemplo de esa tendencia. El joven funcionario se ha convertido en una pieza clave para capacitar a generaciones frescas de militantes, en una sana preparación de esa casa política hacia el futuro. Ahí están sus pláticas y conferencias como prueba.
Mientras tanto, los tultecos prenden veladoras a sus santos de devoción para que el candidato a alcalde de ese municipio sea Palomo. Ojalá que el burocratismo legaloide no entorpezca el propósito de esa comunidad.
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