20 diciembre, 2025

20 diciembre, 2025

Crónica urbana

Un arete por una batería de cocina

Crónica Urbana

Las peripecias de la calle. Espacio abierto, la calle es la pista de aterrizaje de lo más variado en actos de circo. La vida es ingrata para muchos y grata para pocos. La calle es el espectáculo urbano más emotivo de las ciudades, las grandes y las chicas. Ver desfilar a la gente en su colorido y en sus voces nos hace recordar los poemas y anagramas de la poesía francesa. La calle como circo, la calle como transparencia social, la calle como lugar de pordioseros y colilleros que suspenden la vida, que se agarran a los postes y a las cornizas de la ingratitud.

Desfila por las calles una nueva forma de timar, o de aprovecharse de la ingenuidad de la gente. Una chica de no mal porte, anda de casa en casa ofreciendo una flamante batería de cocina, no en venta, lo que la hace sospechosa, sino a cambio de un arete sin pareja. O sea, un arete olvidado en el ropero de la abuela, en el cajón del tocador. Le dice a las amas de casa: estamos ofreciendo esta batería de cocina a cambio de algún arete, un anillo que tenga por allí». Obviamente que el arete debe ser de oro. Lo cierto que sólo muestra una pieza de la vajilla y muestra la caja, grande donde están las demás piezas, cosa que no es. Las amas de casa que son sorprendidas corren el riesgo de que las roben, o de que hagan uso de otros enseres aprovechando la distracción.

Sin duda que la calle nos ofrece el más desgraciado espectáculo de la condición humana. El ciego, el lisiado, el pordiosero, el ladrón, el conquistador, el doliente que labora para sobrevivir.

Frans Kafka nos retrata esa condición en sus pasajes sobre la condición humana ante la incredulidad del espectáculo de la pobreza y la tragedia. El ciego que no ve, pero que la gente dice que mira. El lisiado que parece y no lo es ante los ojos hipócritas de la gente.

La calle es un espectáculo, un teatro ambulante de lo cotidiano.

 

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