10 diciembre, 2025

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Le preguntaron de todo… hasta por Marcos

Paloma Guillén Vicente en medio del graderío del estadio Tamaulipas, se pone la camiseta Celeste de la Jaiba Brava y al calor de las nostalgias por la pasión familiar por el futbol, acepta a un aficionado que el Sub Marcos, es su hermano

CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Llega temprano, camiseta celeste bien puesta y ocupa su lugar en el segundo nivel del palcos, es el número 26, para ser precisos, la acompañan dos de sus nietas.

Es Mercedes del Carmen Guillén Vicente, Diputada Federal por el octavo distrito electoral con sede en el sur del estado, justamente en Tampico, donde tiene sus raíces y donde el árbol genealógico se mantiene creciendo.

“¡Tampico, Madero, ra, ra, ra!” arenga Paloma, como es mejor conocida, quien el sábado por la noche no quedó fuera de la “Jaibomanía” que actualmente se vive con el equipo de futbol representativo de la zona y a donde acude los sábados cada quince días a apoyar, al que dijo, es el equipo de sus amores.

“Lo sigo desde niña, ¿cómo vas a creer que no?, soy la única mujer entre ocho, entonces mis siete hermanos me ponían a jugar futbol, me contagiaban su gusto por la Jaiba Brava, mi papá tenía cuatro butacas aquí abajito, este estadio tiene todos los años del mundo y desde hace mucho venimos a ver el futbol…” dice con nostalgia, “ahora mi papá se nos fue, pero aquí seguimos fieles esperando que las cosas se den de la mejor manera”, asegura Paloma, la aficionada que no acude al estadio como funcionaria, ni como política: no lleva seguridad personal, nadie de su equipo de trabajo la acompaña, sólo es ella, su bolso de cuera tamaulipeca, su celular enviando fotos continuamente vía whatsapp y sus nietas.

“Mira este condenado… ¡regrésate, para qué te sales!”, le grita molesta al portero del Tampico, que muy seguido sale del área para jugar como un defensa central; su actitud le cuesta el gol en contra al cuadro celeste, Paloma se mece los cabellos pero no deja de apoyar.

Al medio tiempo se relaja del tenso ambiente pues el cuadro celeste iba perdiendo ante el Atlético Veracruz, aprovecha para platicar con sus vecinos de palco y toma fotos a las tribunas, se sorprende de ver el estadio lleno.

“¡No se duerma!”, le grita un aficionado de la butaca contigua… “Oye, qué bárbaro, nada perdonan, es el primer bostezo de la noche” se justifica entre risas.

“Oiga, ¿verdad que usted es la hermana del Sub Comandante Marcos?” le pregunta el mismo aficionado ante la atónita mirada de sus acompañantes: “Sí” responde, mientras asienta con la cabeza, acompañado de un parpadeo premeditado”.

“Ya ven, ella es mi tía cabrones”, dice en broma el mismo aficionado a sus acompañantes, que rompen así el momento.

Paloma se sienta en su butaca, una de sus nietas le cuestiona en voz baja sobre el mismo tema, la diputada saca su teléfono celular y le señala en una antigua foto familiar en sepia a su tío abuelo Rafael Guillén Vicente, quien aparece en la parte superior en el extremo derecho, “es él”.

El árbitro reanuda el juego, empieza el segundo tiempo y la Jaiba reacciona; vienen dos goles y cada uno los festeja como de campeonato, salta, las choca con sus compañeros de palco y por supuesto con sus nietas, que gozan de pasar el tiempo con su poderosa abuela.

“Ahí se los dejo ganado, si lo pierden es su culpa” dice con una sonrisa en lo que se despide de los aficionados cercanos. “No se vaya, todavía falta”, le dice un jaibo, “nombre, luego se hace un despapaye a la salida, ya les dije eh, se los dejé ganados”. Se cuelga su bolsa de cuera, toma a su nieta de la mano y se va.

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