Por supuesto que no hablamos de aquellos liderazgos de colonias, tampoco nos referimos a los dirigentes sindicales o de aquellas organizaciones sociales o partidistas que se dan en cada uno de los 43 municipios de Tamaulipas. Desde luego que no hablamos de estos.
Me refiero a los líderes que por su capacidad de mando, control e influencia política eran los que decidían, previa auscultación y consulta con sus más cercanos colaboradores, quien debería de ser el próximo Presidente Municipal del pueblo donde vivían e incluso quien sería el dirigente del único partido que realmente existía como era el PRI, pues los restantes sólo eran de nombre y a quienes ni en cuenta se les tomaba.
Era tan grande el control con el que contaban estos liderazgos que los gobiernos de antes tenían que consultarlos antes de tomar una decisión, y eso que sólo había en cada municipio dos grupos políticos, por lo tanto no era difícil adivinar desde uno o dos años antes de una elección constitucional quien sería el próximo Presidente Municipal de un pueblo.
Por supuesto que había broncas entre los integrantes de uno y otro grupo político pero también es cierto que sabían respetarse entre sí y sobre todo respetaban a quien lograba llegar a la Presidencia Municipal.
Jamás, dentro de lo que cabe, salvo en 1947, 1957 y 1986 en que hubo serios disturbios políticos, el municipio de Llera ha sido problemático y ahí la va pasando de Presidente en Presidente sin que haya motivo alguno como para rebelarse en contra de un gobierno municipal o estatal, por lo tanto se podría decir que Llera es un municipio tranquilo y es la razón por la cual ya no hay liderazgos desde el 20 de noviembre de 1992 en que falleció don Guadalupe Arcos Acuña.
Tal vez se deba a esto del porque hoy surjan mínimo hasta cinco priistas que se peleen por una candidatura, como sucede con las 43 municipalidades del estado, pero también es verdad que ahora una Presidencia resulta social y económicamente más atractiva que antes, pues aparte de los buenos sueldos de los que se disfruta, prestaciones y servicios a que tienen derecho, un edil de los de ahora tiene la ventaja de que “algo” se les pega al final del mandato constitucional para el que fueron electos, aparte que también la familia disfruta y sabe sacarle ventaja a esta posición, por lo tanto es lógico pensar que haya precandidatos de más y si a estos no les cuesta un cinco partido por la mitad con mayor razón.
Pues bien digo lo anterior porque de los cinco o más aspirantes a la Presidencia Municipal, dígase del municipio del que se trate, ninguno que yo sepa, salvo una que otra honrosa excepción, ha tenido necesidad de contar con un líder social y político que lo apoye y le realice su campaña, pues de los cinco o seis que conozco todos la hacen ellos mismos.
Tampoco observo que pertenezcan a un grupo político de los pocos que quedan o le den forma a uno para ayudarse, pues todos trabajan bajo su riesgo y recursos propios, por lo tanto una lucha así, resulta, aparte de pesada, difícil de llevar y muy cuestionada, pero en fin desde que el priismo contemporáneo decidió desaparecer los líderes locales sucedió lo que tenía que llegar: La gente se alejó, nacieron nuevos partidos políticos y se desbordaron las pasiones al grado que algunos precandidatos al sentirse desairados o ninguneados prefirieron otras opciones políticas o simplemente decidieron no participar nunca más en política.
Todo esto ha perjudicado políticamente no sólo al Partido Revolucionario Institucional sino también a otros que ante la carencia de líderes, cada quien, priista o no, agarra el mejor rumbo que le parece y convenga, por lo tanto concluyo con la siguiente propuesta: Dar vida a un liderazgo municipal y libertad de acción para su ejercicio político. HASTA MAÑANA Y BUENA SUERTE




