8 diciembre, 2025

8 diciembre, 2025

Aspirantes desbocados

Golpe a golpe

Dirigente estatal priista debe reiterar que no es tiempo de ‘destapes’

La descomposición social fue provocada por las mismas autoridades

La CTM está más devaluada que el peso por culpa de sus dirigentes

No debe politizarse la ayuda federal a los damnificados por huracán

Haría bien el presidente del Comité Directivo Estatal (CDE) priista, Rafael González Benavides, en ponerle un freno a los acelerados que ya reclaman las candidaturas a las 43 presidencias municipales y
22 diputaciones locales de mayoría relativa.

Y es que sólo así evitaría el desbordamiento de aguas en toda la geografía estatal –aplicándose el refrán popular que advierte ‘al buen entendedor, pocas palabras’–, e incluso enseñaría músculo y su olfato político.

Sé que para el dirigente tricolor aún no es tiempo de hablar de aspiraciones ni adelantados, sino de trabajo hacia el interior del partido para fortalecer la estructura.

Y así deben asimilarlo los pretendientes a las candidaturas priistas, pese a que desde hace varias semanas ha brotado por todo el estado cualquier cantidad de aspirantes a ediles y legisladores.

Este alboroto cobra mayor notoriedad porque en el norte, centro y sur de la entidad, algunos acelerados se mueven de manera abierta y muchos más lo hacen con cautela, aunque su indiscreción, igual, los pone al descubierto, como puntualmente lo han señalado los medios de comunicación masiva.

Como usted ya habrá notado, esos pretendientes a representarnos se lanzaron a la cacería de las nominaciones enseguida de que fue calificada la elección federal. Y, a partir de entonces, arreciaron las zancadillas, los golpes bajos y todo lo que es inherente al juego sucio de la política.

Por eso nada tendría de extraordinario que cotidianamente cambie ‘el listado’ de los acelerados que buscan las alcaldías y curules que se pondrán en juego a partir de la última semana de noviembre –en los mentideros políticos, claro está–, y en los medios de comunicación masiva que se prestan al rejuego.

Por tanto, los ‘adelantados’ no tienen por qué atormentarse.

Menos cuando el futurismo político es cosa normal en toda víspera selectiva de candidatos.

Al través de las redes sociales, se han dado también los destapes a granel.

Muchos motivados por los aspirantes mismos y otros surgidos por obra y gracia de sus panegiristas, aunque al final de cuentas todos y cada uno de ellos han aceptado su codicia, en público o en lo oscurito.

Pero hasta hoy, incluso, todos son sueños guajiros.

De ahí la importancia de ponerle un alto a los acelerados, aunque quizá lo mejor sería colocarles bozales, para evitar que le sigan dando rienda suelta a su locuacidad.
 
Hay descomposición
Aun cuando en México existe una amplia y sólida estructura jurídica que norma la conducta entre los individuos a través de instituciones diversas, se adolece de cultura para acatar y respetar las leyes.

Tan pronto entra en vigor un nuevo ordenamiento, inmediatamente se incumple pese a tener conciencia de estar actuando al margen de la ley; y que en razón de ello podría venir una sanción.

Reza un principio jurídico que la ignorancia del precepto no exime de la culpa al infractor, por lo que nadie se salva de verse inmerso en problemas legales, en un momento dado, si como frecuentemente ocurre soslayamos nuestras obligaciones como personas y ciudadanos.

Lo peor del caso es que como ‘buenos mexicanos’ tenemos especialización en retorcer leyes y reglamentos, o en encontrarles las interpretaciones que más nos favorezcan.

Otra salida es recurrir al ‘influyentismo’ o de plano al cohecho, a fin de no ser alcanzados por el brazo de la justicia ante un ilícito cometido.

En el colmo del cinismo, hemos oído hasta la saciedad la ordinaria frase que se sostiene que las leyes se hicieron para violarlas; y a fuerza de tanto escuchar el absurdo algo se queda en el colectivo social, como si fuera motivo de orgullo.

De ahí que las autoridades todas, hoy quieran inculcar de manera sistemática valores cívicos a los niños, adolescentes y adultos, porque tarde se han dado cuenta de que la problemática corroe el tejido social y no encuentran la forma de que la ley se respete.

 
Ejemplo ausente
En honor a la verdad, lejos estamos de alcanzar el ideal propuesto por los tres niveles de gobierno –federal, estatal y municipal–, toda vez que el mal es profundo y ha sido provocado, precisamente, por las mismas autoridades.

Contribuyen a la descomposición las marcadas diferencias de clase, injusticias y falta de oportunidades para importantes segmentos sociales que, en definitiva, no ven por ninguna parte la famosa y pregonada equidad; menos el respeto a sus elementales derechos.

Digamos a la salud, el trabajo y la educación.

Claro que el camino para el respeto a la legalidad no es la revuelta o la desobediencia pública ante tanta marginación y desigualdad, pero sí la exigencia de que la autoridad cumpla lo establecido en la ley y predique con el ejemplo.

Ocurre que en reiteradas ocasiones los encargados de aplicar la ley ignoran éstas, tanto o más que las organizaciones civiles y los partidos políticos.

Es aquí, entonces, cuando surge la necesidad de recomendarle a las autoridades que abreven en la sentencia de que el juez, por su casa empieza.

Ya ve Usted que hay cuñados y hermanos, compadres, socios y hasta asesores que cotidianamente quebrantan el marco legal y nadie dice ni hace nada pa’ meterlos en cintura.

¿Acaso por no darse cuenta de su abuso o ser, precisamente, el modelo s seguir?

Lo cierto que es el buen ejemplo aún no surge por ningún lado.
 
Central devaluada
En Tamaulipas ya suman decenas de miles los obreros que perciben salarios de hambre. Jornales miserables que resultan insuficientes para cubrir al menos la canasta básica; y ofensivos cuando se comparan con los sueldos que se pagan en otras entidades.

De ahí que los asalariados se quejen del secretario general de la Federación de Trabajadores de Tamaulipas –filial de la Confederación de Trabajadores de México (CTM)–, porque éste nada ha hecho para promover el incremento salarial.

Entre los obreros tamaulipecos también se insiste en la necesidad de renovar sus cúpulas, pues ya se hartaron de ser manipulados por los mismos dirigentes abyectos que durante décadas los han despreciado hasta el grado de ignorar sus demandas y negarse a escuchar sus quejas.

Esa misma desconfianza, aunada a la desesperación obrera por no tener qué comer, podría motivar un estallido ínter sindical, donde los trabajadores más inconformes serían la punta de lanza de todo un sector que se niega a morir, merced a los sueldos de miseria, a los impuestos, y a la opresión en que vive, tanto por parte de los políticos como por el lado de los empresarios explotadores.
 
Representación caduca
Actualmente son decenas de miles los obreros sindicalizados que en apariencia gozan de prestaciones, mientras otros tantos carecen de representación gremial, por lo que son presa fácil del abuso patronal.

En un análisis entregado a este columnista, se establece que a los miles de tamaulipecos que conforman la población económicamente activa anualmente se suman tres mil 600 solicitantes de empleo, estrellándose contra una exigua oferta que ahonda la tragedia de miles de familias sin ingresos y agigantan, a la vez, la pléyade de delincuentes que para sobrevivir recurren a las actividades ilícitas, como ya se ha demostrado con otros análisis sobre el incremento delictivo.

De ahí la urgencia de que a la CTM estatal llegue un sindicalista que trabaje en beneficio de los obreros, pues de lo contrario otras centrales obreras serían quienes capitalicen la desbandada que amenaza ya a esa central. Y tan bien lo saben en el mismo partido en el poder que le han negado posiciones de representación popular.

 
Damnificados
El fenómeno meteorológico ‘Patricia’, oficialmente, causó estragos en Reynosa y Río Bravo, por lo que es necesario que la asignación de recursos del Fondo para la Atención de Emergencias (Fonden) se aplique sin tener que recurrir (los ayuntamientos) a tanta tramitología burocrática.

Sobre todo, porque existe un marco normativo que no requiere de influencias, doctrinas ni componendas, para determinar cuáles son las zonas afectadas en acontecimientos de tal magnitud.

Basta con reclamar el auxilio y fundamentar el por qué y dónde se necesita, sin esperar a que nuevamente sean los delegados federales, como en el pasado, quienes directamente gestionen esa ayuda ante la Secretaría de Gobernación, que, por cierto, aceptó ya la catástrofe, al través de su área de Protección Civil, que finalmente establece si es o no aplicable la asistencia requerida.

Se lo comento porque quizás el manoseo burocrático, o la falta de voluntad política, puedan impedir que los recursos del Fonden lleguen a tiempo para socorrer a las familias afectadas por el huracán, que, al menos en Reynosa habitan en 52 colonias y en nueve de Río Bravo.

Y eso que el mismo Gobernador ha gestionado ya la ayuda –que en parte permitiría recuperar el patrimonio perdido a los damnificados–, ante el secretario Miguel Ángel Osorio Chong, pidiéndole que agilice el envío de los recursos.

Y él está obligado a responder con acciones inmediatas.
 
Zonas afectadas
Las precipitaciones pluviales ocasionadas por el huracán hicieron desbordar ríos, canales, arroyos y drenes en Reynosa y Río Bravo; no sólo inundando calles y avenidas, sino imposibilitando el tránsito de peatones y vehicular en las cabeceras municipales, rancherías, congregaciones, colonias rurales y ejidos, aparte que dañó decenas de viviendas y arrojó un número aún incierto de damnificados.

Esta situación es suficiente para que el Gobierno Federal canalice de inmediato los recursos necesarios a las áreas devastadas del estado, si acaso el señor de Los Pinos tiene voluntad para cumplir con su oferta de situar la ayuda inmediata a las comunidades siniestradas.

De otra forma y como siempre ha ocurrido en las situaciones de emergencia, los afectados tendrían que rascarse con sus propias uñas para reconstruir sus casas, pues, aunque generosa, inmediata y solidaria, la ayuda del Gobierno estatal resultaría insuficiente para levantar lo arruinado por la propia naturaleza.

Sobre todo cuando hay otras necesidades apremiantes, como son el uso de maquinaria pesada para desaguar calles y avenidas; reconstruir puentes para restablecer la comunicación entre las comunidades vecinas y desviar los cauces pluviales hacia sitios despoblados; la habilitación de albergues; la prevención sanitaria ante los posibles brotes de cólera y dengue; la dotación de agua potable, despensas, colchonetas, cobijas y medicamentos; y el rescate de quienes todavía están atrapados en los cinturones considerados de alto riesgo, que, hasta ayer, todavía eran al menos diez.
 
Caso politizado
Insisto en que la ayuda a los damnificados no debe ser politizada, ya que a estas alturas es harto notorio el manoseo que se lleva a cabo ante el desastre.

Y sobran los tutores que codician medallas con el rollo de trabajar en auxilio de las víctimas.

Claro que la ayuda de esos ‘benefactores’ sólo existe en la palabra, pues en los hechos ninguno se ve en la zona de desastre ni menos se conocen acciones de su parte que en lo concreto pudieran aminorar el infortunio que se vive allá en las dos demarcaciones más afectadas de Tamaulipas.

Para darnos una idea más clara de la politización del asunto, baste citar cuando menos que:

a) Algunos funcionarios en actitud populachera –pero disfrazada de humanista–, anunciaron su disposición a sacrificarse, económicamente, donando un día de salario para auxiliar a las víctimas, como si (éstos) no pudieran aportar mayores cantidades tomando en consideración todo el dineral que perciben haciendo como que trabajan;

b) Los legisladores federales también se adjudican ya la tutela de la ayuda, al pedir que los recursos del Fonden se apliquen de inmediato, cuando es público que ya están ejerciéndose en algunos estados; y que para Tamaulipas los ha gestionado el mandatario;

c) La Comisión Nacional del Agua (CNA), para evadir su responsabilidad, culpa a los ayuntamientos de ser los únicos culpables de que el líquido se haya estancado al no limpiar en tiempo y forma los drenes pluviales, arterias viales y redes de drenaje; y

d) Los partidos políticos buscan capitalizar la calamidad al enviar algunas despensas proporcionadas por la sociedad civil, no adquiridas con recursos propios, en franca actitud propagandística.
En concreto, son muchos los políticos quieren colgarse medallas con la desgracia ajena.
 
E-m@il
jusam_gg@hotmail.com

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