Las ocho de ocho victorias obtenidas por el PRI en las votaciones de diputados federales del pasado 7 de junio mantienen intacto y a la alza el optimismo de los priístas tamaulipecos de cara a la sucesión política estatal del 2016. Tanto que el delegado del CEN, Fernando De las Fuentes Hernández, ya ha vaticinado que en los comicios del año que viene el ex invencible volverá recetarle la misma dosis a la oposición. Es decir, que, si el vaticinio resulta acertado, el tricolor repetiría otra vez la hazaña de carro completo, pues ganaría no solamente la gubernatura, sino también los 43 municipios y las 22 diputaciones de mayoría.
¿En que se basa el delegado para formular pronósticos tan promisorios? No tenemos idea. Porque si lo hace en el resultado de la elección federal, habría que recordarle al representante que cada proceso electoral es distinto y es muy difícil que se den iguales resultados en una competencia federal y una local.
También que, a pesar de los triunfos priístas del presente año, con una votación similar a la obtenida hace cinco meses, en la del 2012 el PRI perdió 6 diputaciones y los dos escaños de mayoría del senado, hecho que pone de relieve, entre otras cosas, que el PAN no eligió a los mejores candidatos y la estrategia del Revolucionario Institucional de dividir los sufragios de los opositores, le funcionó a la perfección.
De cualquier manera, el augurio de Fuentes Hernández más parece destinado a mantener viva la confianza triunfadora del ex partido oficial y a congraciarse con quienes le pagan la estancia en el Estado, que esa es, además de orejear, mantener al tanto al CEN de lo que sucede en los Estados y ocasionalmente ayudar a amarrar a los grupos, una de las tareas de los delegados. En el ámbito nacional, mientras tanto, las autoridades de Petróleos Mexicanos y la dirigencia del sindicato petrolero utilizaron la táctica del poco a poquito para que los 142 mil 986 trabajadores y empleados que integran la planta de personal de la máxima industria del país, no sintieran tan fuerte ni drástico el cambio en el sistema de pensiones.
Ciertamente, como se dijo, el acuerdo respeta los derechos laborales de los afectados, sin embargo, como resultado de la nueva disposición, aquellos que tienen menos de 15 años de antigüedad no podrán jubilarse al cien por ciento a los 55, como podían hacerlo sus antecesores, en lo sucesivo será hasta llegar a los 60 ó al cumplir los 30 de servicio.
En el 2021, además, se elevará otra vez la edad del retiro, seguramente a los 65 para homologarlos con el resto de los miembros de la clase obrera, y los de reciente ingreso tendrán cuentas individuales, esto para investiguen los pros y los contras de lo que esto significa a efecto de que aprovechen los primeros y tomen las previsiones del caso para atenuar las eventuales desventajas de los segundos. La justificación del aumento de la edad jubilatoria, ajustar las normas y beneficios a la actual expectativa o esperanza de vida que tienen los mexicanos, que es muy distinta a la que existía en 1940, cuando nació Pemex.
El objetivo del cambio, que es parte de la transformación interna de la empresa y su adecuación a la reforma energética, reducir gradualmente el pasivo laboral, que es de un billón y medio de pesos y que en tanto no desaparezca, seguirá siendo pagado, como siempre, por los contribuyentes.
El Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, por otra parte, responsabilizó en días pasados a los gobernadores Miguel Ángel Aguirre Rivero y a su sucesor interno, Rogelio Ortega, de la violencia que convulsiona al Estado de Guerrero, ya que, dijo, no depuraron los cuerpos de seguridad ni fortalecieron las instituciones del ramo, como reclamaba el problema.
Eso es cierto, pero habría que ir un poco más atrás, cuando el gobierno federal, particularmente en los sexenios de Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo, no únicamente no hizo nada sino que toleró los excesos y abusos de cacicazgos de horca y cuchillo, como los impuestos por los señores Figueroa-Figueroa y Figueroa Alcocer, causantes también, junto con la pobreza y la injusticia social en la que se debate desde siempre la población de aquella entidad.
¿Y el caso de Fausto Vallejo en Michoacán?