CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Desde hace 12 años Tamaulipas intenta que sus cinco aeropuertos internacionales despeguen a recintos fiscalizados, donde puedan operar maquiladoras o la industria aeronáutica, pero malas inversiones y nulo apoyo federal, han “despistado” al proyecto.
Además de la falta de apoyo del Gobierno Federal, especialmente de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y de la Secretaría de Hacienda, los malos proyectos, malos contratistas e inversiones que se esfumaron, han hecho que queden en las nubes los cinco puertos aéreos internacionales y dos más que se quedaron en simple anuncio.
Desde que el 12 de mayo de 2004 se otorgó el grado de “Internacional” al Aeropuerto de Ciudad Victoria, pero los intentos de los gobiernos locales por darle valor a éste y las terminales aéreas de Matamoros, Nuevo Laredo, Reynosa y Tampico, siguen “sobrevolando”.
Los proyectos para la construcción de otros dos puertos aéreos, uno nuevo para Tampico y otro para lo que sería el Mega Proyecto Turístico de La Pesca, se han quedado en calidad de elefantes blancos, el primero, con los terrenos ya comprados y el segundo, al parecer, con la pista de aterrizaje a medio construir.
Ninguno de los cinco aeropuertos “internacionales” de Tamaulipas, tienen actualmente las instalaciones requeridas para el movimiento de aviones tipo Jumbo, los cuales serían necesarios para una operación de la industria aeronaútica o movimentos de carga aérea,
Los Boeing 747 y 777 o el Airbus 340, requieren de pistas de al menos 2.8 kilómetros de largo cuando están completamente cargados y hangares de gran tamaño, pero la pista más larga es de 2.55 kilómetros en el aeropuerto de Tampico, sigue la de Matamoros con 2.3 kilómetros, la de Reynosa con 2.0 kilómetros y la de Nuevo Laredo con solamente 1.9 kilómetros.
Algunos críticos afirman que los aeropuertos de Tamaulipas se ubican entre los más caros y malos del país y, México es conocido internacionalmente por sus aeropuertos de baja calidad en cuanto a los servicios y alto precio en cuanto a las maniobras aéreas.
PRECIOS EN LAS NUBES
Lejos de ser competitivos, los aeropuertos de Tamaulipas operan viajes con tarifas poco competitivas y por ejemplo, el aeropuerto Pedro José Méndez de Victoria, con casi la misma distancia a Ciudad de México que el de Tampico, tiene los precios más caros.
De Victoria a Ciudad de México el precio varía de cuatro mil 750, viaje redondo en precompra con 15 días de anticipación, por Aeromar en la tarifa más económica y menores opciones de equipaje, hasta poco más de ocho mil pesos por Aeromar o Aeroméxico, en precompra, con el boleto y más servicios.
Desde Tampico a Ciudad de México hay una opción económica de dos mil 298 pesos en precompra por Interjet, hasta el más caro, de seis mil 450 pesos por Aeroméxico; y desde Matamoros, desde tres mil 400 pesos por Aeromar, hasta la más cara, por Aeroméxico, de 10 mil 107 pesos, en precompra, con los mayores servicios.
Desde Nuevo Laredo a la Ciudad de México, en opciones similares a las anteriores, los precios van desde tres mil 850 pesos hasta cinco mil 400, y desde Reynosa, desde dos mil 969 hasta 11 mil 900 pesos, en todos estos casos por Aeroméxico y con opciones de precompra a 15 días.
Aunque han sido calificados de malos y caros los aeropuertos de Tamaulipas, una revisión a las tarifas del Aeropuerto Francisco Javier Mina de Tampico señala precios dentro de estándares internacionales.
La privada OMA, que opera el aeropuerto de Tampico y el General Lucio Blanco de Reynosa, cobra por los servicios de aterrizaje, estacionamiento en plataforma de embarque y desembarque, servicio de abordadores mecánicos, revisión a los pasajeros y su equipaje de mano, unos 15 mil pesos, para un avión ATR 42 de 48 asientos, como los que utiliza Aeromar, por una maniobra de media hora y 20 pasajeros.
Para un viaje en una avión Super Jet 100, como los que utiliza Interjet, con 93 asientos y peso de 35 mil a 45 mil kilos, el precio no supera los 20 mil pesos, lo que significa que este costo máximo en un vuelo de 90 pasajeros, se pagaría con el boleto de 10, lo que entra al estándar internacional.
Lo que no cumple con los estándares internacionales son la calidad de las pistas de aterrizaje, las salas de espera, los accesos hacia los aviones, los servicios para los pasajeros y tanto la paraestatal ASA que opera los aeropuertos de Matamoros, Nuevo Laredo y Victoria, como la privada OMA, no parece que tengan un programa para mejorar sus terminales.
Aunque tienen clasificación de Internacional, los de Tampico y Victoria son considerados regionales y los tres de la frontera, aeropuertos fronterizos, y en caso de emergencia no son contemplados para desviar ninguna aeronave grande.
LA HISTORIA VUELVE A REPETIRSE
Desde 2003 el Gobierno de Tamaulipas ha intentado con poca fortuna, que ASA y la SCT apoyen para mejorar la infraestructura de los puertos aéreos de Tamaulipas.
En 2003 el Gobierno estatal aceptó que los cinco aeropuertos internacionales de la entidad son edificios semivacíos y casi sin uso y se aseguró que se trabajaba para convertirlos en Recinto Fiscalizado y centrales intermodales para carga y pasajeros.
“Donde se pueden construir centrales de servicios e industrias manufactureras bajo el esquema fiscal que hoy solamente gozan las maquiladoras. Producir sin causar impuestos, recibiendo y generando carga a todo el mundo”, afirmó en diciembre de 2003 el entonces Secretario de Desarrollo Económico, Jorge Reyes Moreno.
Junto con inversionistas privados, el Ejecutivo tamaulipeco trató en 2004 de hacer valer una propuesta para que Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) diera alas a una inversión de unos 50 millones de dólares, 49 por ciento de capital privado, 26 por ciento del gobierno estatal y solamente el 25 de ASA.
“Al ser recintos fiscalizados es posible que un industrial importe maquinaria y materias primas, sin pagar impuestos y que sus productos no causen impuestos mientras no sean internados al mercado nacional”, explicó Reyes.
Se aseguraba que para realizar el recinto fiscalizador del Aeropuerto Quetzalcoatl, en Nuevo Laredo, se disponían de más de 200 hectáreas en donde podrían construirse centrales de carga aérea que revisen y clasifiquen para enviarla sin inspecciones a su destino a aeropuertos en Estados Unidos.
Para el Aeropuerto Pedro José Méndez de Victoria, se contemplaba que empresas que reparan aviones o industrias manufactureras, se asentaran en un recinto fiscalizado, desde donde daría la mano de obra e importarían partes y la mayor parte de sus insumos libres de impuesto, o maquilaría y podrían exportar el 100 por ciento de su producción.
En 2006, el nuevo Gobierno de Tamaulipas reintentó rescatar el proyecto del recinto fiscalizado en el Aeropuerto Quetzacoatl, se licitó y fue asignada la obra, pero al parecer ha sido todo y las últimas noticias es que Grupo Domos, no pudo seguir adelante y tampoco ha pagado la fianza con cuyo dinero se volvería a licitar la obra.
La última declaración oficial al respecto, en mayo de 2014, fue que los litigios para hacer efectiva la fianza en contra del contratista del Aeropuerto de Carga de Nuevo Laredo, Grupo DOMOS, no habían progresado, según el entonces director general de Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) Gilberto Meyer.
Los 22 millones de pesos que debería entregar Domos, para reiniciar la obra, no se han enterado y la ampliación del aeropuerto sigue como otro “elefante blanco”.
El proyecto abarca un área de 30 hectáreas que incluye el Aeropuerto de Carga, Recinto Fiscal y Sección Aduanera, y en total la inversión estimada en 2013, supera los 125 millones de pesos.
En noviembre de 2009 el Gobierno Federal, a través de la Secretaría de Turismo (SECTUR) y el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR), firmaron un Convenio de Colaboración con el Gobierno del Estado de Tamaulipas para el Desarrollo del Proyecto Turístico del Primer Centro Integralmente Planeado (CIP) en el Golfo de México: “CIP Costa Lora” que se detonará en La Pesca, Municipio de Soto la
Marina.
Tres meses antes, en agosto de 2009, se firmó con la Secretaría de Marina un acuerdo de coordinación y colaboración para regular el uso de las instalaciones navales que vigilarán y operarán en el aeropuerto de lo que supuso sería un “complejo recreativo de clase mundial”, con el fin que las aeronaves oficiales y las de los inversionistas y constructores efectuasen operaciones de aterrizaje y
despegue. No informes oficiales sobre el estado de dicha terminal.
DE TAMPICO A ALTAMIRA, TAMPOCO
En medio de una fuerte oposición, el 21 de abril de 2010, el entonces Secretario de Comunicaciones y Transportes, Juan Molinar Horcasitas, presentó un proyecto para la construcción de un nuevo aeropuerto internacional en Altamira, con el cual se cancelaría el actual Aeropuerto de Tampico «General Francisco Javier Mina».
Se anunció que la inversión sería superior a los cuatro mil millones de pesos e incluso se dijo que el operador del aeropuerto de Tampico, Grupo Aeroportuario Centro Norte (OMA) estaba de acuerdo y que
podría operar el nuevo aeropuerto que permitiría contar con mayor capacidad para el transporte de carga y pasajeros.
El Gobierno de Tamaulipas, se aseguró, había adquirido ya el 90 por ciento de las dos mil 286 hectáreas que requería la terminal multimodal, que operaría en sinergia con el Puerto Industrial de Altamira.
«El nuevo aeropuerto será único en el país y como pocos en el mundo: Se podrá acceder por ferrocarril, barco, avión y autopista”, dijo Molinar Horcasitas.
Se dijo incluso que el proyecto sería auto-financiable con la venta de las 400 hectáreas del actual aeropuerto, ubicado en el centro del área urbana de Tampico, y que se convertiría en centros comerciales, edificios en condominio y hasta áreas verdes. A cinco años del anuncio, nadie sabe el estatus que guardan los terrenos y si ya se adquirió el “10 por ciento” que faltaba por comprar, y si la obra se realizará algún día o no.




