Ante la extraña inmovilidad del PRI y de su dirigente Rafael González Benavides, se ha desatado ya por todo el estado la llamada fiebre de las alcaldías. Esto ha generado el posicionamiento y la guerra entre los diversos grupos que aspiran al poder de los ayuntamientos en los 43 municipios de Tamaulipas.
Brilla por su ausencia el llamado a la cordura de la dirigencia estatal prista, pues el mismísimo presidente del PRI estatal se encuentra involucrado en un conflicto de interés por su cercanía con uno de los aspirantes. Todo ello, más la inercia derivada del misterio que entraña la candidatura a gobernador, está provocando que cunda la indisciplina y la anarquía entre los aspirantes coyunturales del Revolucionario Institucional.
En Tampico, por ejemplo, la lista de aspirantes inicia con Lalo Hernández Chavarría, Francisco Bolado, Olga Sosa y hasta la “Judas” del prianato Magda Peraza. En Madero, la inminente fuerza ciudadana
a favor de Ricardo Manzur podría romper el cacicazgo petrolero, dado que el popular médico maderense está casado con la hija de quien fuese uno de los líderes históricos más relevantes del sindicato, Salvador Barragán Camacho. Los grupos de Lupe González Galván y Jaime Turrbiates merodean sin muchas posibilidades.
Aquí en la capital se acaba de abrir de capa el diputado local Ricardo Rodríguez, hijo del ex alcalde Jaime Rodríguez Inurrigarro. Pero se sabe que también pretenden la silla de Etienne, personajes como Carlos Morris, el eterno aspirante Felipe Garza, Blanca Valles y Óscar Almaraz, entre otros.
PRESUMIBLEMENTE BALTA
Junto con el arranque de la segunda mitad del sexenio federal, los columnistas de los principales diarios nacionales han empezado a ventilar los nombres de los candidatos a las gubernaturas, cuyas señales de amarre son elocuentes. Entre los casos ya casi cinchos, citan, por ejemplo, los de Blanca Alcalá Ruiz en Puebla, (amiga cercana de Paloma Guillén Vicente), los de Lorena
Martínez por Aguascalientes y José Murat por Oaxaca. Por Durango, si otra cosa no sucedía, el bueno era el alcalde de la capital, Esteban Villegas Villarreal, considerado el delfín del gobernador Jorge Herrera Caldera.
De acuerdo al periodista de Excelsior, Enrique Aranda, en su columna “De Naturaleza Política”, asegura que será antes de la Navidad, —y no hasta enero, como se ha afirmado aquí— cuando se develen los misterios de la sucesión en los estados de Chihuahua, Sinaloa y Tamaulipas. Por el primero maneja el nombre del alcalde de ciudad Juárez Enrique Serrano Escobar, mientras que en Sinaloa se filtra el nombre del empresario, dueño de la empacadora “Sukarne”, Jesús Vizcarra Calderón.
Llama la atención que en el caso de Tamaulipas, el columnista ligado en el pasado a organizaciones panistas como El yunque, antepone la palabra “presumiblemente” entre paréntesis, antes de citar el nombre del diputado federal, Baltazar Hinojosa Ochoa “a la cabeza”.
¿PLEITO ENTRE OSORIO Y VIDEGARAY?
Ha empezado la recta política sucesoria del sexenio federal. Y el rostro asiático de la Secretaría de Gobernación luce un golpe seco, asestado desde adentro del mismo sistema al que pertenece. Por supuesto me refiero a la repentina renuncia del Subsecretario Arturo Escobar, involucrado en el escándalo electoral de Colima, una entidad donde le anularon el triunfo a José Ignacio Peralta, ahijado del Secretario de Hacienda, Luis Videgaray. La respuesta no se ha hecho esperar, y ahora el que acusa el desprestigio político es el ex dirigente nacional del Verde Ecologista, hasta hace días, protegido de Miguel Ángel Osorio Chong.
El resultado de este pleito por debajo de la mesa es que ambos personajes centrales del peñismo, según las últimas encuestas de evaluación, se encuentran con las peores calificaciones sobre su rendimiento y efectividad. Videgaray tiene apenas 3.8 por ciento, mientras que Osorio apenas llega al 4.1 en una clasificación, donde el más alto es el Secretario de Marina con 6.0 por ciento.
Los dos personajes más poderosos después del Presidente fueron superados por las dos figuras emergentes recientemente incorporadas a la carrera sucesoria: Aurelio Nuño, (4.9) y José Antonio Meade, (5).
Lo anterior introduce una interesante variante en el análisis de las personalidades del gabinete que parecen pelear la delantera hacia la recta final por la candidatura a la Presidencia. Nuño y Meade son piezas de refresco, mientras que Osorio y Videgaray registran puntualmente los golpes de un sexenio, considerado como el peor evaluado de las últimas décadas.
