19 diciembre, 2025

19 diciembre, 2025

Crónica urbana

Zorry, el terror de sus gases

Crónica urbana

Si hay un loco que es un terrorista urbano es El Zorry, un apestador urbano que enloque a todos y que derrocha su fétido perfume a corta y larga distancia. Zorry se ha vuelto un perfume suelto con los güevos de fuera y colguijos de excremento en el pantalón.

Gusta de aterrizar en las Tota del 16 Juárez porque allí lo provienen de alimento diario. Cosa que es muy cristiana y muy bien, pero ahuyenta comensales, tritura narices, y expolia el buen humor.

A Zorry aunque lo bañen con manguera de bomberos no se le quita la costra ni rebanándole la piel. Apesta con madre, y no hay ni un perrito que le ladre. Echa sus brinquitos y se encabrona si uno le grita Zorry.

Yo lo ahuyenté de mi taller porque francamente me engarzaba sus fétidios olores en mi ventana y en una ocasión, me dejó el regalo de un mojon árabe, o sea de odalisca, en plena puerta. Fue una venganza cruel del Zorry, quizás el loco más popular después de Juan Perros o del Gusano.

A Zorry lo ahuyenté con el agua. Le tiene un terror al agua. Yo le grité ‘alli va el agua’, y así logré correrlo de mi espacio vital.

Zorry se ha vuelto un clásico de la loquería local.

Es un festejo de olores, de ácidos olores insoportables para cualquier mortal. Sin duda, Zorry es un personaje sacado de la novela de Zuskin, El Perfume, cuya víctima final es su propio cuerpo.

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